El domingo pasado me puse a hacer una de las rutas
“clásicas” de la zona San Sebastian de los Reyes / Tres Cantos / Colmenar: El
puente de la Marmota. En
mi caso, iba a hacer la versión larga ya que salía desde Sanse, siguiendo en
parte un track bajado de Internet aunque con algunas modificaciones. Resumiendo
el recorrido era el siguiente:
Sanse a Tres Cantos
bordeando el Soto de Viñuelas, luego bajada hasta el puente de la Marmota, de allí hasta el
puente Medieval a la orilla de la
M-607, Colmenar, Tres Cantos por el arroyo de la Tejada y vuelta a Sanse, ya
vería como, si de nuevo bordeando el Soto de Viñuelas o por el carril bici.
La ruta la tuve que hacer por la tarde, ya que eran fiestas
en Sanse y aunque no trasnoché mucho, no me apetecía madrugar. Así que me puse
en marcha sobre las 16:30 de la tarde, con la fresca. Tampoco quería empezar
mucho más tarde ya que le calculaba unas 4 horas de ciclado a la ruta y quería
tener luz suficiente en caso de percances.
El puente de la Marmota, protagonista de la ruta
Como siempre, salí desde tempranales en Sanse y para llegar a la
dehesa, lo hago atravesando un nuevo parque de la zona, que te hace
subir ascender la dehesa por un caminito en zetas, sobre grava que resbala que
da gusto y que te lleva a una especie de mirador.
La primera parte del recorrido me la tengo ya muy trillada,
primero con la dehesa a mi derecha y más adelante con el Soto de Viñuelas. Tras
las primeras rampas en los parques, viene una parte de bajada, en la que hay que
tener cuidado por las roderas y bancos de arena, hasta llegar al arroyo de
Valdelamasa. Allí empiezo a subir hasta el Cementerio de Tres Cantos, sorteando
las roderas pero sin tener que pasar rampas especialmente duras. Toda esta zona
es bastante divertida, aunque llevo un ritmo tranquilo ya que se que la ruta es
larga.
A la altura del cementerio de Tres Cantos cruzo por encima
de la M607 y giro
en dirección Norte por el carril bici, que sigo un par de kilómetros hasta
llegar al hotel Foxa, donde abandono el carril y giro a la izquierda.
Aquí empiezo a descender hasta el arroyo de Tejada, punto que pasaré otra vez cuando venga de Colmenar. De nuevo el descenso es fácil, aunque las numerosas roderas y bancos de arena hacen que haya que tener cuidado. Y aquí lo que hace es un calor de muerte, poco aire, ninguna sombra y un sol de justicia que calienta que da gusto. Menos mal que voy cuesta abajo y al menos me refresco con el movimiento. Lo que no tengo claro es porque a esto se le llama cordel de valdeloshielos, dada las temperaturas. Habrá que ver como es en invierno.
Vistas de la sierra desde el cordel de Valdeloshielos
Pronto acaba esta parte de bajada y ya con la tapia del
Pardo a mi izquierda, comienza una zona con más subidas. En realidad, es un
poco rompepiernas, ya que hay rampas, descansillos, bajadas, algunas subidas
tendidas, aunque sobre todo pica para arriba…con el calor, la verdad es que el
terreno se engancha bastante y quizás en esta zona me esfuerzo más de lo que debería,
como descubriré más adelante.
También es una zona que me trae malos recuerdos. 4 años
atrás, viniendo de Villalba en sentido contrario, me pegué un buen golpe
gracias al terreno suelto y las roderas que caracterizan la zona. Bajando a 50
por hora, la rueda delantera entró una rodera y adiós. Resultado: casco abierto
como una nuez, conmoción cerebral leve, arañazos y magulladuras por todos
lados. De milagro no me rompí la clavícula. Vamos, que al pasar por allí sentía
como una fuerza extraña en mi cabeza que me decía: Ten cuidado chaval!
Poco a poco voy avanzando, llego a la cola del embalse del
Pardo y al mirador de Valdeleganar, donde me paro a hacer un par de fotos. La
verdad es que las vistas de la zona son preciosas y el día claro, lo que hace
que la sierra del Guadarrama tenga un aspecto imponente.
Llegando al puente de la Marmota
A partir de allí empieza la primera atracción del día: la
bajada trialera al puente de la marmota. Y la verdad, no se si es porque he ido
empeorando con el tiempo, por ir solo demasiado precavido o por el cansancio y
la deshidratación provocadas por el sol o por que, pero bajo fatal, poniendo el
pie en tierra cada dos por tres y además con una tensión innecesaria. Bueno, es
lo que hay, además si tienes miedo, es que es imposible pasar por allí.
En el puente de la marmota paro un poquito. Este lugar me encanta,
encajonado en el valle que hace el Manzanares, abriéndose al fondo en dirección
al embalse del Pardo, como testigo de tiempos mejores cuando la cañada pasaba
por aquí. Y con un paisaje que te hace olvidar que a 20 kilómetros de allí
estás en el norte de la urbe madrileña y sus nuevos rascacielos.
Me vuelvo a poner en marcha, primero empujando la bici, ya
que el terreno esta lleno de arena. Al poco giro a la derecha por un sendero
que paralelo a un arroyo que va ganando altura bastante rápido. El camino es
técnico, con bastante desnivel y tiene algunos pasos en los que hay que tener
un buen equilibrio sobre la bici para pasarlos sin echar pie a tierra. En
general, este tipo de subidas me encantan, pero esta se me atraganta. Hace
mucho calor pese a las sombras que me acompañan, noto que estoy muy cansado y
que debo ir con todo el desarrollo metido. Además, por lo seco del terreno, mis
cubiertas, ya al límite de su vida útil, derrapan a las primeras de cambio.
Total, que subo un poco “cabreado” tanto por lo mal que se
me está dando el sendero como por no disfrutarlo como debía, ya que de
cualquier otro modo, sería una zona preciosa. Pero está claro, no estaba en mi
mejor momento, llevo ya más de 25km en mis piernas y parece que el calor y el
cansancio habían hecho más mella de la que pensaba.
El sendero termina en una pista que hay que tomar hacia la derecha, esta con menos desnivel, pero que sigue picando para arriba. Y que no es pestosa, es lo siguiente. Aquí se me juntan ya los kilómetros, el calor, el cansancio, el encontrarme mal…con una pista rectilínea, que parece no acabar nunca y que no deja de ascender en ningún momento. Sigo con el platín metido, aunque voy con el penúltimo o antepenúltimo piñón. Y sigo avanzando, cual tortuga, esperando que se acabe ya esta maldita pista, sin sombra, con un sol que me está aplastando poco a poco. Además, empiezo a ver que el agua escasea. Tengo el camelback casi vacío ya y me queda solo lo de la botella de litro, que más que agua es caldo transparente.
Por fin llego al final de este calvario. Estoy a 930 metros de altura,
así que desde el puente de la marmota he subido casi 300 de desnivel sin
comerlo ni beberlo. Vaya, un puertecito, no me esperaba la subida tan
prolongada. En breve llego a la carretera de Hoyo de Manzanares. Giro a la
izquierda, pero en vez de seguir en la carretera, voy por un sendero paralelo a
la misma tal y como me indica el track. Este no tiene mucha dificultad, pero el
terreno es blando, lo cual no ayuda demasiado a mi recuperación.
El puente medieval, llegada a Colmenar y la lucha por el agua
Como a 500
metros cruzo definitivamente para coger la cañada que me
llevará al puente medieval de la M607.
Aquí si que el terreno es mucho más favorable, en franco descenso. Además, la
pista se encuentra en buen estado, así que se puede recuperar bastante bien.
Tardo poco en llegar a este puente, donde tenía prevista una parada para
recuperar fuerzas y comer algo. Iluso de mí, pensaba que podía haber una
fuente, esa construcción tan rara por estos lares. Lógicamente no hay nada así
que me tengo que tomar mis tortas de turrón de alicante individuales con un
rico caldo que sale de mi botellín de agua. Menos mal que me como unas moras de
las zarzas que están hay cerca y me quitan algo la sensación de sed.
Este puente medieval no me gusta tanto como el de la Marmota. Además, unas vallas y
cables varios a su alrededor le dan un aspecto un tanto extraño, que no le
permite lucir bien los años que atesora entre sus piedras. Como el lugar
tampoco me emociona mucho y no tengo donde sentarme, nada más acabar de comer
continuo con la marcha. Ahora dirección Colmenar, unos 5km por el GR 124. Llevo
ya 35 km
en mis piernas y bastante cansancio en mi cuerpo.
Sin embargo, en este terreno me encuentro mucho mejor.
Parece que el descenso hasta la M607,
la comida y la bajada de temperatura me han sentado bien y me permiten llevar
un ritmo algo más alegre. Nunca dejaré de sorprenderme de cómo mi cuerpo saca fuerzas
no se muy bien de donde especialmente cuando llevo una buena paliza encima. Y
el GR124 es muy divertido con una buena sesión de piedras y algunos pasos
interesantes, técnicamente divertidos. Tanto para abajo como para arriba, aquí
la cosa va mucho mejor que en los alrededores del puente de la marmota, así que
consigo llegar a Colmenar mucho más entero de lo que esperaba.
En Colmenar, mi agua o caldo transparente se acaba. Pero
bueno, pienso que estoy en una ciudad y que en algún sitio habrá una fuente.
Error, no hago más que pararme en parquecillos, mirar por las aceras etc, pero
no veo ninguna. Pregunto a un par de paisanos y me dicen que por allí no hay
fuentes….no salgo de mi asombro, tengo que coger agua en algún sitio, así que
mirando en el GPS veo un parque (Félix Rodriguez de la fuente) y decido ir para
allá.
Cuando llego, no hay forma de ver una fuente. Pregunto a una
señora jugando con su niño y me indica que en la esquina del parque hay una
fuente. Bueno había, porque esta cegada. Estoy desesperado, había empezado a
pensar en mascar hojas de los árboles para sacar algo de líquido de ellas. Sin
embargo, al lado veo una típica tienda de chinos. Benditos súbditos de
Confucio, vosotros si que tenéis ética del capitalismo abriendo un domingo por
la tarde. Me compro una botella de litro y medio de agua y una coca cola. La
cocacola casi la engullo, con el agua relleno mi seco camelback.
De vuelta a casa
Con tanta parada y búsqueda de agua se me había hecho algo
tarde, así que decido que la vuelta a Sanse desde Tres Cantos la haría por el
carril bici. Son casi las 20:15 y me quedan unos 20km para llegar a casa.
Además, me esperaba que desde Colmenar hasta 3 Cantos encontrar un sendero y
dado como eran los que me había encontrado a lo largo de la ruta, avanzar
relativamente despacio.
Sin embargo, este tramo se hace muy rápido. Se va por una
cañada, que deja a la izquierda a un cementerio y que luego baja hasta el valle
que abre el arroyo de Tejada. El arroyo (o en verano su cauce) se atraviesa en
repetidas ocasiones, pero como la pista es buena, este tramo lo hago
literalmente volando. Antes de darme cuenta, estoy de nuevo en el punto donde
se cruza la ruta con el camino de inicio en el cordel de valdeloshielos y
empiezo mi ascenso a Tres Cantos.
De nuevo tengo recuerdos del día que tuve la caída, como subía por aquí medio mareado y con sangre por todos sitios. Por suerte, la cosa iba mejor y mostrando mi recuperación, subo toda esta parte con bastante alegría. Ni siquiera pongo el plato pequeño pese a que había un par de rampas que se las traían. En poco llego al carril bici.
Aquí me vuelvo a pensar lo de volver por el soto de Viñuelas,
pero es tarde y sabía que por allí me iban a esperar un par de rampas bastante
simpáticas, así que tiro por el carril bici. Aquí hay poco que contar, ritmo
animado y llegada a mi casa en Sanse a las 21:15, ya con el anochecer que se me
echaba encima.
Al final 4:09 de ciclado y casi 950 metros de desnivel acumulado en 66km. Una rutita interesante, variada tanto por terreno como por paisajes, aunque en verano se hace un tanto calurosa por la falta de sombras. Tiene zonas bastante técnicas, mención especial la bajada al puente de la marmota y el GR124 de la M607 a Colmenar. La verdad es que saliendo de Sanse, la ruta se hace dura, tanto por kilometraje como por terreno y hay que tener un buen fondo para terminarla.
Físicamente, mi cuerpo sigue dando reacciones un tanto
contradictorias. Paso ratos muy malos, especialmente en subidas prolongadas,
pero me recupero bastante bien y desde luego tengo un fondo bastante bueno
dentro de mis limitaciones. Parece como si este año el sol y el calor me hacen
especial daño, rindiendo bastante poco en los momentos de más tórridos del día.
Menos mal que en los Pirineos hará más fresquito.
Track de la ruta:
Preciosas fotos. El lugar se merecía esta entrada.
ResponderEliminarAunque a ratos se sufra un poco, siempre merecen la pena las rutas con la MTB
ResponderEliminarEsta zona me encanta, aunque por muchos lados se agradecería alguna sombrita y alguna que otra fuente!
Y siempre que puedo procuro unir mis dos aficiones preferidas, la bici y las fotos
Saludos y gracias por pasar,
Brunaita