De nuevo paso a poner aquí otra rutilla, una de las clásicas de la sierra de Guadarrama, en este caso con algunas novedades para hacerla más interesante si cabe. Como en este caso va unida a una quedada con gente de Bikezona y otros sitios, tendrá un poco formato de crónica de las 6 horas que pasamos este domingo por la zona.
Normalmente, cuando he hecho esta ruta, solía hacer el primer tramo de subida a la Fuenfría por el “nacimiento” de la carretera de la república hasta las inmediaciones del hospital, lo que dejaba un par de kilómetros por asfalto, que después de un cambio en la dirección de los parkings de la zona, ahora resulta que te viene de cara. Luego en la Fuenfría, desde hace tiempo, cuando se baja hacia Segovia, siempre es por el Gallo. El punto clave siempre ha sido en Navacerrada. El Wishler a mi se me pasa un poco de castaño oscuro y no me acaba de convencer. El calvario, la típica pista ancha pedregosa y rápida en la que se sortea una leche y llevas todas las papeletas. Una opción por la cuerda de las cabrillas y el sendero de la tubería, tampoco acaba de convencer, porque ese camino le tengo un poco atragantado. Total, que viendo la “mejora” realizada en el camino Schmidt, sería una opción volver por allí a la Fuenfría y desde allí, bajar de nuevo a Cercedilla por alguna de las veredas.
Puse la ruta por Bikezona, a ver que parecía esta opción. Lógicamente, los garrapateros de Villalba, a los que les pones unas cuantas piedras y senderos y se ponen a dar saltos, quedaron encantados. Lo mismo Edumozon, activista en pro de la segovianidad de la cara Norte de la sierra del Guadarrama, que le dices carril del gallo y ya se está poniendo el casco para bajar por allí. Y luego como siempre, alguno más que se presentase.
Punto de encuentro: la estación de Cercedilla, 8:30 de la mañana. Allí nos encontramos 4 garrapateros (Chango, Jimmy, Carrascosa y yo, aunque el que aquí escribe, más que garrapata es un pulgón venido a menos) y también se acercan Edu y un colega de cuyo nombre no puedo acordarme, pese ha haber hecho un par de rutas con él. También viene una chica que se enteró de la quedada en la tienda habitual de Edu, Isabel y con ella “hombre” (como nadie recordaba su nombre, quedo para siempre con este apodo)
Nos ponemos en marcha y nada más empezar, la subida en escalones hasta alcanzar el comienzo de la carretera de la república. Como siempre, aquí los garrapateros suben que da gusto, a mi particularmente, los escalones dobles se me atragantan, así que toca un poco de empuja bike, como al resto del grupo.
Esta primera parte del camino es mucho más agradable que la carretera habitual que se coge para subir a la Fuenfría. Cubiertos de pinos, por un camino bien bonito aunque adornado por piedras, raíces etc, que dificultan algo el pedaleo. No tiene mucho desnivel excepto una rampa, pero se engancha. Lo dicho, muy bonito pero también más duro que la versión “normal”
Primeros senderos camino de la Fuenfría
Justo antes de llegar al hospital de la Fuenfría, nos desviamos por un nuevo sendero que nos llevará hasta el comienzo de la pista, explorado por los garrapateros la semana pasada. Y la verdad es que es precioso, bosque cerrado, sendero estrechito revirado, con bastantes pasos técnicos y algunas subidas trialeras muy interesante. Además bastante ciclable (para una garrapata una Autopista)
Por esta zona nos reímos un rato entre semicaídas y cosas similares. La mejor la de Edu, que se prepara para hacer una bajada en video y se pega una buena leche. Los que no se lo pasan tan bien por aquí son Isabel y “hombre”, que se quedan bastante descolgados todo el rato y además, sufren un par de golpes.
Llegamos a la pista de la Fuenfría, que parece algo así como la M30 versión bikero, aunque con pinos en lugar de túneles. Edu se da cuenta que por algún sitio ha perdido sus flamantes gafas nuevas. Llevamos un ritmo tranquilito y vemos que en esta zona Isabel y “hombre” aguantan bastante mejor que en la zona senderil, por lo que subimos bastante agrupados, sin prisa pero sin pausa. El día esta precioso y tras el fresco de la mañana, ha quedado un cielo espléndido, que nos permite disfrutar de unas hermosas vistas en el mirador de la reina.
Tras una pequeña pausa en este punto, aderezada por lo pesado que soy haciendo fotos cual turista japonés, alcanzamos el puerto de la Fuenfría a casi 1.800 metros de altura y bajamos un poquito a la fuente que hay justo en la bifurcación entre el GR 10 y el camino que lleva luego al gallo y al Schmidt. La Fuente no pasa por sus mejores tiempos en cuanto caudal de agua, pero sirve para rellenar las botellas, eso si, bastante despacio. El que más y el que menos come algo, yo acabo con el primero de mis dos Sándwiches de chorizo con queso, porque llevo toda la mañana con un hambre que no es normal.
Aquí les comentamos un poco a Isabel y “hombre” lo que les espera, una bajada larga y técnica, con bastantes pedrolos y una subida de las dura de verdad, la que nos llevará al puerto de Cotos desde el camino del Viejo Paular. Les habíamos visto flojear y no queríamos que se pudieran encontrar completamente muertos en la cara norte de la sierra de Guadarrama. Ellos dicen que quieren seguir, así que nada pronto nos ponemos en marcha dirección carril del gallo, tomando la bifurcación que hay tras la fuente a la derecha.
Cada vez que bajo por este sendero, es como si me hubiera metido una dosis de endorfinas por vena: Me encanta. Podría estar todo el día de arriba para abajo por allí. Para el que no lo conozca, son cerca de 6km de bajada ininterrumpida (bueno, alguna contrasubida tiene) por senderos estrechos, carriles etc, dentro de un denso pinar al que no le faltan en algunos puntos con preciosas vistas de la cara norte del valle de Valsaín. Mezcla perfectamente diversión, velocidad, algunos pasos técnicos, ríos etc. Vamos todos los elementos que te hacen disfrutar de la MTB. Yo prácticamente lo ciclo entero, excepto un pequeño paso entre piedras antes del arroyo del telégrafo. Los Villalbinos no bajan, directamente vuelan en picado.
El descenso lo tenemos que hacer con bastantes pausas, ya que Isabel y “hombre” tienen, como habíamos visto de subida, bastantes dificultades por las zonas técnicas. Pero somos un grupo y hay que mantenerlo unido, que nunca se sabe donde se puede uno dar un golpe. Disfrutamos mucho de la bajada. En mi caso particular, bajo bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta que últimamente andaba bastante inseguro por las zonas técnicas. Sin embargo, por el carril del gallo andaba tan feliz, el terreno es bueno y parece que mis nuevas Noby Nic tubelizadas agarran que da gusto. En un tramo, aprovechando que tengo a Edu en plan cámara detrás de mí, hasta bajo un poco en plan tarado, es decir, como lo hacía hace unos años.
Tras este banquete de senderos, raíces, piedras, curvas, piedras, pedrolos, charcos y algún que otro arroyo, cruzamos el arroyo del telégrafo. Tras subir un pequeño repecho, digamos que hasta aquí llega la parte “normal” del carril del gallo. Una opción típica es tirar por la pista que está a la derecha de este punto y que te lleva directamente a la carretera de las siete revueltas (CL 601). Esta es la opción que aconsejamos y que toman Isabel y “hombre”. La otra opción, la que el resto del grupo hace, es una especie de continuación no oficial del carril del Gallo, que nos lleva al principio por unas divertidísimas losas de granito y después por un camino muy roto hasta llegar al arroyo del telégrafo de nuevo que cruzamos, para después dirigirnos a la derecha dirección puente de la Cantina, sobre la CL 601, punto de encuentro con nuestros dos compañeros de fatigas de este día.
Aquí de nuevo cargamos agua (que gusto de ruta, con fuentes por todos sitios) y comenzamos la subida por el camino del viejo Paular, desde abajo. Es otra modificación de la ruta habitual, que en general lleva a subir un par de revueltas por la CL601 hasta desviarse por una pista a la izquierda dirección Cotos. La opción que tomamos, nos permite subir el puerto sin pisar el asfalto.
Cotos…que decir de este puerto, en mi opinión uno de los puertos más duros que se pueden hacer con la MTB por Madrid. Los primeros kilómetros transcurren por un encajonado sendero, que si bien no tiene mucho desnivel (no pasa del 10%) si que castiga bastante ya que el terreno es muy blando. De nuevo por esta zona, vemos que las partes técnicas se les atragantan bastante a Isabel y “hombre” y hay que esperar bastante. Luego se llega a una carretera forestal, en parte asfaltada y en parte de grava. Esta si que tiene unas rampas más serías, que nos obligan a ir con todo el desarrollo metido. Al menos en esta zona, se tiene algún descansillo que permite soltar algo las piernas. Por esta aquí, los tres garrapateros, Edu, su colega y yo vamos todos bastante juntos, al ritmo que poco más o menos podemos llevar.
Casi sin notarlo, vamos alcanzando altura y viene el fatídico desvío a la derecha, en el que entramos en el camino del viejo Paular y que supone la última parte de la ascensión a Cotos y la más dura. Unos 3km en los que hay que superar unos 300 metros de desnivel, sin un solo descanso para recuperar las piernas. Vamos que cuando tienes alguna parte que sube al 5-6% te crees que estás en un llano. Aquí esperamos a que lleguen Isabel y “hombre” y les decimos que tiramos ya para arriba, que no hay pérdida y que lleguen cuando puedan, que arriba les esperamos.
Esta subida se hace como buenamente se puede. Es cuestión de coger tu ritmo y dar pedales todos los que puedas. Y es importante no cebarte, porque al final la pagas. Durante toda la subida, los tres garrapateros van por delante, con Chango, que aún en estas circunstancias, no para de hablar. Luego voy yo, que estoy todo el rato unos metros detrás de él pero que nunca los pierdo de vista. Y por detrás Edu y su colega, que me llevaban a la vista todo el rato hasta que se paran un rato a descansar.
Superar este puerto siempre es un reto y esta vez no iba a ser menos. De todas formas y dado la flojera de piernas que llevo en los últimos tiempos, la verdad es que me encuentro bastante bien. Eso si, todo lo bien que se pueda ir con el corazón latiendo al 90%. Aún así, solo meto el último piñón en un par de rampas y justo en la parte final, cuando la pista se rompe completamente. Y por primera vez en mi vida, soy capaz de superar todo el puerto completo sin poner un pie a tierra, cosa que siempre acababa por hacer en la parte técnica. Hay que decir que parece que hayan aplanado algo el camino, porque lo vi en general más fácil que otras veces. Pero aún así, me da mucha alegría la verdad…pequeñas victorias pírricas que hacen la vida más entretenida.
En Cotos, al lado de su santa fuente de la que al menos hay que beber una vez al año como recompensa a los rampones del puerto, nos vamos reuniendo poco a poco. Primero los garrapateros, luego Edu y su colega, después Isabel que ha superado la prueba muy bien y por último “hombre”, que viene totalmente fundido.
Comemos como limas y nos estamos un rato tumbados al césped. Al principio al sol, luego se cierran las nubes y hasta parece que va a llover. La verdad es que allí se estaba en la gloria, con Peñalara a nuestras espaldas y la bola del mundo de frente. Pero todo lo bueno acaba, así que hay que ponerse en marcha.
Primero hay unos 6km por carretera que nos llevan a las estribaciones del puerto de Navacerrada. Al principio, vamos tranquilitos, pero en algún momento, Carrascosa y Jimmy, que desde que tiene la singelspeed gafapasta esta el hombre muy competitivo, se ponen delante a marcar ritmo. Chango y yo no declinamos la invitación y nos ponemos a tirar como unos posesos dando relevos. Encima, todos vestidos igual hasta parecemos un equipo ciclista. Total, que en ese tramo volamos, rodando todo el rato entre 25 y 30 por hora y eso que en general la carretera pica para arriba. Al llegar a Navacerrada, Chango busca una explicación a todo esto: ¿A qué ha venido esta gilipollez? Más razón que un santo tiene…
El resto llegan algo desperdigados por aquí. En este punto tenemos la primera división del grupo. Isabel y hombre deciden bajar a Cercedilla por carretera. Además del hundimiento físico de “hombre”, ya han tenido sesión suficiente de senderitos y bajadas varias. Y aún quedan unas pocas así que parece la decisión más acertada.
Buena compañía
Los demás nos encaminamos al camino Schmidt, primero subiendo un pequeño repecho que nos lleva a las pistas de esquí de Navacerrada y luego ya directamente por el camino en si. Del clásico camino Schmidt queda el nombre y el recorrido. Hace un par de años, sufrió una gran reforma para mejorar su accesibilidad. Y con esta reforma, vino una gran polémica, tanto por los medios utilizados, que dañaron bastante a las arboledas y flora de los alrededores, como de la idea en si, algo así como poner una autopista por el monte.
Yo la verdad que no recuerdo el camino antes de la reforma, solo lo hice una vez de niño, en una excursión del colegio, donde mi principal recuerdo es el miedo que teníamos a las vacas y toros de la zona. Pero bueno, a mí tampoco me parece mal del todo. Soy bastante consciente de que en zonas hiperpobladas, como es Madrid, la única forma de conservar las zonas naturales es a base del turismo, de forma que resulta más interesante que hacer casas, chalets, chuleting extremo etc etc. Y gracias a este camino más accesible, seguramente los turistas y senderistas vengan, paseen por aquí y quieran disfrutar de la zona, luego se acabará por conservar mejor. Por supuesto que sería mucho mejor tener la zona sin tocar, pero con acciones de este tipo, se asegura mucho más la viabilidad a largo plazo de la naturaleza que nos rodea.
Y desde el punto de vista de los ciclistas, la cosa mejora bastante, ya que ahora es prácticamente ciclable al 100%. Han puesto unos pedruscos que hay que sortear bajando la velocidad y que la verdad, me parecen bien, ya que con el tráfico de senderistas que hay en la zona, mejor andarse con cuidado, que no vamos solos por el camino y tanto derecho tienen los senderistas como nosotros a disfrutarlo. A mi más que esas piedras, me incomodan las canalizaciones del agua, pero vamos, tampoco es nada horrible.
Al principio el Schmidt tiende a bajada y luego tiene una parte de subida y en general el terreno va bordeando la cara norte de los siete picos. Por aquí acabo por perder a mis compañeros, porque en un momento que me quedo algo atrás guardando la cámara de fotos, me encuentro con un buen grupo de senderistas que no puedo rebasar y que tengo que andar detrás de ellos. Así que ya no les veo más, lo bueno es que como llevo el track en el GPS, no tengo problemas para seguir el camino.
En un momento dado, el camino se bifurca. Por la izquierda sube el "auténtico" camino Schmidt al collado del ventoso y por la derecha la senda Cospes, que es la que tomo siguiendo el track. Por esta zona, parece que no ha llegado a tanto la "mejora" del camino y está algo más roto. Lo más destacable que tiene es que en un momento dado, compruebo la capacidad de “absorción” de las tubeless ante llantazos, ya que una de esas canaletas de agua exprime hasta el máximo a mi rueda delantera. Aún así, aguanta el envite, aunque tengo la sensación de que ha perdido algo de presión.
En un momento dado, el camino se bifurca. Por la izquierda sube el "auténtico" camino Schmidt al collado del ventoso y por la derecha la senda Cospes, que es la que tomo siguiendo el track. Por esta zona, parece que no ha llegado a tanto la "mejora" del camino y está algo más roto. Lo más destacable que tiene es que en un momento dado, compruebo la capacidad de “absorción” de las tubeless ante llantazos, ya que una de esas canaletas de agua exprime hasta el máximo a mi rueda delantera. Aún así, aguanta el envite, aunque tengo la sensación de que ha perdido algo de presión.
Finalmente termino el camino, que acaba por desembocar justo en el punto que empieza la bajada del carril del gallo. Me toca subir un poco hasta llegar a la Fuenfría donde tengo al resto de compañeros esperando. Aquí deliberamos por donde bajar hasta Cercedilla. Edu y su colega harán toda la bajada por pista, ya que Edu quiere buscar las gafas perdidas al comienzo y más o menos tenía localizado donde podía ser. Entre los garrapateros hay algo de división. Jimmy quiere probar todo pedrusco suelto que haya desde allí hasta los coches, mientras que el resto pensamos que dado el desgaste que llevamos encima, es mejor hacer una parte por pista y luego bajar por la Vereda Alta hasta Cercedilla. Finalmente esta opción es la que se acaba por imponer.
Total, que nos ponemos de nuevo en marcha por la pista de la Fuenfría, no sin antes ver a un personaje que parecía sacado de la película de regreso al futuro, portando las mismas gafas del doctor loco ese del pelo blanco. Por esta zona todo tranquilo, hasta que ya pasado el mirador de los poetas, nos despedimos de Edu y nos lanzamos en descenso desbocado por la vereda alta.
Este camino lo conocía en parte, ya que lo habíamos hecho de subida en una quedada de Forobici hacía un par de años y yo mismo lo había bajado hace tiempo. Eso si, no lo había hecho completo. Y nada, empezamos la bajada y me despido de los tres garrapateros, que si normalmente bajan rápido, por aquí la cosa es indecente ya, debido al conocimiento que tienen de la zona. Yo voy a mi aire y la verdad es que disfruto mucho de la bajada. Un tanto diferente al carril del gallo, quizás menos boscosa y más pedregosa, con algunos giros muy divertidos. En general se cicla muy bien, aunque hay un par de puntos “divertidos” sobre todo al comienzo. Y además, se puede bajar muy rápido. Yo no tengo sensación de ir despacio, pero es que estos iban como locos.
A mitad de bajada más o menos me esperan antes de hacer un giro completo a la derecha, donde empieza la parte que no conocía. Es más abierta que la otra, aunque tiene un poco de polvo y para ver algo prefiero quedarme algo atrás. Por la zona hay como marcas de una carrera, seguro que algo habrán organizado por la zona y casi antes que nos demos cuenta, hemos terminado ya toda la bajada y volvemos a la estación de RENFE.
Por allí no hay nadie, pero al poco aparecen Edu con su colega, que viene con una cara de alegría tremenda ya que ha vuelto a encontrar las gafas. Y nada, poco más queda hacer por allí más que despedirnos, que son casi las 15:30 de la tarde y hay mucha hambre.
La ruta, con sus modificaciones senderiles ciertamente es capaz de mejorar un clásico. Desde luego que hay que tener fuerzas para hacerla, porque al final te metes un desnivel de 1500 en cerca de 55 km, con subidas duras y muchas bajadas por senderos que no permiten recuperar. Para que os hagáis una idea, le sale un IBP de 167. Técnicamente está en el punto justo (para mi nivel, claro está), es decir, que es lo suficientemente complicada para ser interesante pero sin tener que estar cargando la bici cada dos por tres o tener miedo de despeñarte entre rocas. Además, es una ruta muy agradecida para el verano, ya que vas a cubierto durante casi todo el recorrido y además no tienes demasiado problema para repostar agua por todos sitios. Y en la zona de Cotos / Navacerrada puedes comerte un bocadillo sin ningún problema. Vamos, que si estáis con la bici por Madrid, una ruta 100% recomendable
Personalmente, he acabado muy contento la ruta, tanto por la gente, que siempre es un placer salid con ellos como conmigo mismo. Físicamente he notado mucha mejoría y hago la subida de Cotos bastante suelto, dentro de lo que cabe. Tanto como esto, me alegra que por zonas técnicamente complicadas haya ido mucho más suelto. No se si serán las cubiertas nuevas, el Tubeless o que, pero desde luego nada que ver con el resto de rutas que he hecho en agosto. Y para terminar, llegué a casa cansado pero sin estar completamente fundido como me había pasado en el resto de rutas duras que había hecho durante el verano. Parece que si, que finalmente estoy preparado para la pedales de Occitania.
Track de la ruta:
Cercedilla Fuenfría Cotos senderil
Track de la ruta:
Cercedilla Fuenfría Cotos senderil