viernes, 21 de octubre de 2011

Cañada Real Galiana y la vuelta al pantano de Pálmaces

Hola de nuevo,

Tras un verano de grandes rutas por Madrid y por los Pirineos, toca ir relajando las piernas y suavizar un poco las salidas. Aunque el otoño está siendo rarito por sus altas temperaturas, en breve estas caerán y pasar un buen número de horas en la montaña dando pedales se hará un tanto incómodo.

Aprovechando estos últimos coletazos del otoño veraniego, rendí visita de nuevo a Pálmaces y me dispuse a hacer otra de las rutas clásicas de la zona, para complementar un poco la que tengo puesta con anterioridad en el Blog. Ahora como la tecnología ha llegado a mi vida ciclista puedo poner incluso el Track de la misma. En cierta manera, las dos rutas se complementan y tienen un buen número de kilómetros en común. Podrían ser una buena elección para pasar un fin de semana ciclista en la zona.

Por terreno y características, se parece mucho al camino a la Constante: pistas en diferente grado de conversación no excesivamente técnicas pero con las que hay que llevar cuidado, terreno de colinas sin grandes subidas, paisajes inhóspitos, soledad...a mí particularmente me encanta perderme por allí y pasarme horas pedaleando sin cruzarme absolutamente con nadie que no sea un pastor. Raro es el día en el que no te salta un corzo, un zorro, una jineta, en el que no ves a los buitres sobrevolando tu cabeza o ves a un lagarto paseando por el camino. Naturaleza en estado puro, solo interrumpida por el camino que seguimos.



El Track comienza justo a la salida del pueblo. Podemos dejar el coche en la plaza e ir hasta allí, es fácil. Los primeros kilómetros son iguales que los de la ruta de la constante, así que la explicación es la misma. Llegamos a la presa y giramos a la derecha. La atravesamos y tomamos en subida (hace unas zetas de derecha a izquierda) la pista del pinar de Pálmaces. Durante un buen número de kilómetros no nos desviaremos de este camino, una pista en diferentes grados de conservación, así que es muy fácil seguir la ruta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Crónica Maratón Sierra Norte 2011

Es lunes por la mañana. Aún siento mis piernas pesadas y el cuerpo vacío de energía. La tos y los mocos me siguen acompañando al igual que durante las 5:30 que estuve ayer pedaleando por los alrededores de El Berrueco y La Cabrera en la XI Maratón sierra Norte, organizada por el Club Madroño y que desde luego, me va a dejar la cabeza llena de recuerdos, la mayoría buenos y otros no tanto durante los próximos días en los que iré escribiendo mi crónica.

Tras la suspensión de los 88 del  Mammoth, esta iba a ser la única marcha “sería” que iba a hacer en todo el año. Mi tercera Sierra Norte, este año repitiendo salida en El Berrueco y el recorrido de 2010, que a mí particularmente me encantó. Y la verdad es que desde final de 2009, era de los momentos que mejor me encontraba físicamente. Un buen número de rutas durillas durante el verano junto con la Pedales de Occitania habían hecho que recuperara algo de la forma que tenía hace un par de años. El ensayo general el domingo pasado en la Pedriza, con muy buenas sensaciones, así que parecía todo bien encaminado.

Foto del Club Madroño

Claro, que las cosas a veces se tuercen sin que te lo esperes. El martes de la semana pasada empiezo a notar mi garganta como un botillo. Al final, la cosa se convierte en un catarro griposo y a partir del viernes empiezo a tener una tos perruna preocupante aderezada por toneladas de mocos. Para continuar, me paso todo el viernes noche y el sábado por la mañana, además de convaleciente, moviendo muebles varios (no quedaba otro remedio) y llevándolos de ida y vuelta a mi pueblo, durmiendo como 5 horas en total. El sábado tarde literalmente estoy fundido, no hago más que dormir y prefiero ni mirar si tengo fiebre. Vamos, genial, tanta preparación, tantos kilómetros hechos para que la última semana se tuerza todo como por arte de magia.

Aún así, no iba a abandonar antes de pelear. Domingo, 6:15 de la mañana, de pie y tirando para El Berrueco. Menos mal que ahora que vivo en Sanse tardo bastante menos en llegar a la zona. Sobre las 7:30 recojo el dorsal y decido que definitivamente prefiero pasar calor que frío, dado mi estado físico. Así que toca chaqueta, que si al final hace calor me la abro y punto. Cuando recojo el dorsal intento hacer una visita al señor Roca, efecto del pedazo de cocido que me metí entre pecho y espalda el sábado (otro punto de mi “excelente” preparación). Pero uno es muy señorito y al señor Roca hay que visitarle con tranquilidad, no sentado de malas maneras en cuclillas. Así que me tengo que volver al coche sin descargar el lastre que llevo dentro provocado por mi sanísima comida tradicional madrileña rica en fibras.

Sobre las 8:15 me pongo a montar mi bici, descubriendo que mi rueda trasera ha perdido un montón de presión. El aire que conservan dentro las ruedas tubeless parece una ciencia oculta. Ayer las llene a 2,5 bar y hoy estaba como un moco sin haberla tocado…menos mal que el chico de al lado me deja una bomba (llevaba la mía prensada con cinta junto con la cámara y los desmontables en la tija del sillín). El chico es nuevo en estos saraos y le comento un poco como es la marcha y le digo que guarde fuerzas para el final, que aunque parezca de bajada, los senderos encadenados que hay duelen mucho. Que pena no saber como habrá terminado.