7:45. Como cada mañana el despertador vuelve a sonar y con su pitido, esa sensación de no querer levantarte de la cama. Por suerte es una sensación pasajera y solo es necesario salir de la cama para que se olvide. Nos dirigimos a la zona de desayuno de Le Bois Perche donde vemos como nuestros colegas catalanes están ya a punto de partir, así que aprovechamos para despedirnos otra vez.
El desayuno la verdad que genial, hay de todo un poco e incluso la mujer que andaba por allí dice que si queremos Jamón, algo que como indica al resto de público es solo para los ciclistas. El tema tiene su gracia, porque por allí anda “concentrado” un equipo de rugby y no tengo claro que al media mele de unos 100 kilos que anda en ese momento en el salón le haga mucha gracia el tema…vamos, que nos han tratado muy bien tanto en la comida como en la cena.
Ultima gran subida de la Pedals de Occitania con sorpresa a su inicio
La etapa que tocaba era la última “dura”. De corte similar a la 2º, te metes prácticamente todo el desnivel en una sola ascensión, con alguna bajadilla entre medias. Total, unos 1.400 de desnivel en 48km. Además, iba advertido por un colega de un foro de fotografía de que la subida hasta el col de Menté era bastante dura. Bueno, con paciencia y plato pequeño se llega a cualquier sitio así que nada. Además, parecía que Mapa y Roadbook coincidían totalmente, lo cual era tranquilizador después de lo pasado en la 3ª etapa.
Tras el desayuno, preparamos las cosas y nos ponemos en marcha sobre las 10. Después de bajar del altillo donde está Le Bois Perche y despedirnos de sus magníficas vistas sobre los pirineos, nos ponemos en marcha por caminos vecinales. El día esta cubierto, más que por nubes que amenacen lluvia, por una especie de puré de patatas blanquecino, que impregna todo de una humedad asfixiante.
Como es tradición en esta Pedals, al poco de salir empezamos a subir ¡Y de que forma! Una auténtica pared sobre asfalto roto que nos llevará hasta el Col du Lac. Esta es claramente de todas las subidas de la ruta, la que tiene un desnivel mantenido más fuerte, con rampas mantenidas por encima del 15%. Vamos, 2,5km al 11% de media y eso que había algún descansillo. La verdad es que nos pilla un poco de sorpresa y cuando coronamos, nos quedamos mirándonos en plan: Vaya tela con la subidita ¿no?
Después de que un cazador Franco Italiano nos dijera por donde seguir el camino (el único punto en que el roadbook no era claro, ya que hoy se nota que estamos otra vez con el normal y todo vuelve a ser perfecto) comenzamos una bajada por un camino en plan calzada romana, con una piedra detrás de la otra, de nuevo siguiendo un itinerario VTT (envidia…). No es especialmente técnico, más bien bruto, pero a mi se me atraganta un rato, sobre todo por cansancio en los brazos y porque con toda la humedad que hay, las palancas de freno parece que están recubiertas de aceite y me cuesta aplicar la presión que quiero. Así que me paro un par de veces en la bajada a descansar y en general, voy un tanto agarrotado. Por suerte solo son un par de Kilómetros así.
La Couage
Abajo, antes de tomar el camino que nos llevará definitivamente al Col de Mente, vemos que vamos justitos de agua y que no hay fuentes previstas hasta el collado. Total que aprovechamos que hay una granja al lado con un buen hombre cortando leña y con nuestro francés de batalla, le pedimos agua. Como siempre no pone el menor problema y además, nos pregunta que de donde venimos y a donde vamos. Se lo enseñamos en el mapa, sonríe y nos dice Allez, Allez!!! Como en el tour jejeje
Tras esto, nos ponemos a subir el Col de Mente. La subida va como a escalones. Y el primer peldaño es duro de cuidado. Sobre un camino semiasfaltado, nos lleva hasta La Couage, a mitad de subida, con unas rampas mantenidas siempre alrededor del 10% durante unos 3,5km. Esta subida me recuerda mucho a una que hice por Suiza a Palfris, eso si, allí la cosa se mantenía igual durante cerca de 15km…aquí cojo un buen ritmo y viendo que mi hermano anda algo más flojo, prefiero no parar hasta La Couage. Lo que hay es una humedad tremenda, estamos metidos casi en las nubes y parece que me han echado un cubo de agua por encima. Los ratos que me pongo de pie para relajar algo la espalda, caen auténticos litros de sudor sobre el roadbook.
La suave pista que sale de La Couage
En la Couage hacemos para barrita. Y vemos un poco lo que nos queda, que por suerte para las maltrechas piernas de mi hermano, es bastante más suave. Aunque es por pista, esta se encuentra en buen estado así que no parece que sea especialmente dificultosa. Así que afrontamos esta segunda parte de la subida, mucho más cómoda y que al principio es la parte llana de un escalón. Esto nos permite disfrutar del paisaje alrededor, que es francamente precioso.
Nos acercamos a la cima
En la cima, hay varios restaurantes / Albergues, siendo Gite de Soulan nuestro último punto de control. Aquí nos tomamos una coca cola y un café y vemos el ambiente que hay en la zona. Los ciclistas de carretera dominan la zona, al igual que motoristas y senderistas. En Gite de Soulan, seguimos congeniando con nuestros vecinos del norte, hasta alguno nos pregunta si en nuestro mapa hay un circuito de ¡descenso!
Después de unos kilómetros bastante favorables, tomamos un desvío a la izquierda para afrontar ya si, los últimos kilómetros de la subida. Aquí el terreno cambia y la pista es más rota, además de aderezada con hierba y piedras, lo que dificulta bastante el avance. Por suerte, no tiene mucho desnivel y alcanzamos el Col de Mente sin demasiados problemas.
Bar albergue con ambiente
"Barrita" Energética
En la cima, hay varios restaurantes / Albergues, siendo Gite de Soulan nuestro último punto de control. Aquí nos tomamos una coca cola y un café y vemos el ambiente que hay en la zona. Los ciclistas de carretera dominan la zona, al igual que motoristas y senderistas. En Gite de Soulan, seguimos congeniando con nuestros vecinos del norte, hasta alguno nos pregunta si en nuestro mapa hay un circuito de ¡descenso!
El sendero que tomaremos para bajar al Valle de Aran
Después de esta larga parada, nos dirigimos subiendo hasta la estación de esquí de Le Mourtis y a partir de allí, descender hasta el valle de Arán. Este tramo de descenso es particularmente uno de los que más nos gustan. No es tan técnico como el de la Paloumeres pero vamos atravesando un precioso bosque, que con todo el ambiente nublado que lo rodea, le da un aspecto impresionante. De hecho, bajamos bastante despacio para disfrutar todo lo que podamos de la zona, ahora que nuestra aventura está a punto de acabar.
Después de esta larga parada, nos dirigimos subiendo hasta la estación de esquí de Le Mourtis y a partir de allí, descender hasta el valle de Arán. Este tramo de descenso es particularmente uno de los que más nos gustan. No es tan técnico como el de la Paloumeres pero vamos atravesando un precioso bosque, que con todo el ambiente nublado que lo rodea, le da un aspecto impresionante. De hecho, bajamos bastante despacio para disfrutar todo lo que podamos de la zona, ahora que nuestra aventura está a punto de acabar.
Un precioso e interminable sendero
Justo aquí, noto como mi rueda trasera va perdiendo aire: he rozado un flanco que se ha despeluchado y el líquido de la cubierta no es capaz de sellarlo. Joer, hasta con Tubeless pincho. Intentamos que selle, pero no hay forma, así que hay que meter una cámara de reserva.
Aquí nos espera el último repecho del día y por este camino, alcanzamos Les, un bonito pueblo en el Valle de Arán, buscando el Hotel Juan Canejan. Llegamos, lavamos las bicis y dejamos todo en la habitación. Como aún es pronto, vamos a dar un paseo por el pueblo y a tomarnos una cerveza. Por cierto, ¡que como suben las cervezas cuando no has comido nada decente y llevas 4 días dando pedales como un loco! Y comentamos lo bonita que ha sido la etapa, especialmente la bajada, que nos ha encantado a los dos. Y la pena que nos da que esto, poco a poco, llegue a su fin y que tengamos que volver a la vorágine de la gran ciudad.
En un momento dado, el bosque se despeja y obtenemos unas magnificas vistas sobre las montañas de alrededor. Y el terreno se vuelve a convertir en una especie de calzada romana, aunque menos dura que la que habíamos pasado al bajar del Col du Lac. Aquí nos encontramos con un Lada Niva de unos cazadores, justo en medio del camino. Y aquí tengo mi 3º y último percance tonto de la ruta. Al desmontar y pasar con la bici por su izquierda, no se que me pasa que pierdo pie y cuando me quiero dar cuenta me he despeñado como 3 metros por la ladera (bastante empinada) y me quedo colgando de un arbusto sin poder moverme.
Imágenes de la bajada hacia Les y el Valle de Aran
Entre el cazador y mi hermano, me sacan de esa cómica posición. Por suerte no me pasa nada, aunque me vuelvo a golpear en mi espinilla izquierda, esta vez sangrando con bastantes ganas. Después de parar un rato para que me recuperase y limpiar un poco mi herida, nos ponemos de nuevo en marcha, aunque al rato paramos, ya que el todo terreno, que ha continuado luego su marcha, no es que avance demasiado deprisa por la “calzada romana”. Nosotros si que lo hacemos y la verdad es que esta parte del descenso la hacemos muy rápido. En nada llegamos a Argut y lo atravesamos de nuevo bajando por el sendero empedrado.
Hacia la inmensidad
Justo aquí, noto como mi rueda trasera va perdiendo aire: he rozado un flanco que se ha despeluchado y el líquido de la cubierta no es capaz de sellarlo. Joer, hasta con Tubeless pincho. Intentamos que selle, pero no hay forma, así que hay que meter una cámara de reserva.
Seguimos nuestro camino, que nos lleva finalmente a Fos bajando por un sendero este más herboso y terroso que los caminos empedrados anteriores. Atravesamos el pueblo rápidamente y en nada llegamos a la nacional, donde hacemos una pequeña parada para comer algo. De nuevo en marcha por la nacional, ya en España la seguimos un par de kilómetros (que rollo son los coches después de atravesar los parajes que hemos disfrutados estos 4 días) hasta que nos desviemos a la izquierda por el GR211 y el llamado Camin Reiau.
Aquí nos espera el último repecho del día y por este camino, alcanzamos Les, un bonito pueblo en el Valle de Arán, buscando el Hotel Juan Canejan. Llegamos, lavamos las bicis y dejamos todo en la habitación. Como aún es pronto, vamos a dar un paseo por el pueblo y a tomarnos una cerveza. Por cierto, ¡que como suben las cervezas cuando no has comido nada decente y llevas 4 días dando pedales como un loco! Y comentamos lo bonita que ha sido la etapa, especialmente la bajada, que nos ha encantado a los dos. Y la pena que nos da que esto, poco a poco, llegue a su fin y que tengamos que volver a la vorágine de la gran ciudad.
Más imágenes de Les
En el hotel, cena con olla Aranesa riquísima como primero (me encanta ese plato) y poco más, a dormir, que mañana queremos empezar prontito porque hay que volver a Madrid.
Tenías razón, esta segunda parte si que tiene paisajes alucinantes. Has conseguido que me quede sin las uñas de envidia. La caída por el terraplén tuvo que ser digna de ser grabada...
ResponderEliminarGrande Bruna!
La verdad es que las fotos no hacen honor a los paisajes. Hay que verlo con tus propios ojos para empaparte de la belleza de los paisajes.
ResponderEliminarTu si eso te hace el año que viene la gran Pedals, que une Foc y Occitania, pero en un par de días jajajaj
La caída del terraplén tuvo su gracia...menos mal que andaba el arbusto ese por ahí, porque sino no tengo claro donde hubiera parado!!!
Saludos,
Brunaita
Ya te dije brunaita que esta etapa es digna de mención. La bajada de la estación de esquí hasta Fos es sublime, por paisajes, vistas, diversión...buffff, puro btt.
ResponderEliminarEso si, ha sido leer lo de Fos (donde nos robaron las cuatro bicis), y se me han puesto los pelos de punta, jajajaj
La PDO tiene lugares impresionantes, pero esa bajada es de los mejores, que ya es decir mucho! La entrada en el Valle de Aran es de las que quedan en la memoria mucho tiempo.
ResponderEliminarNo me extraña que se te pongan los pelos de punta con FOs, aunque al final al historia salió bien jejejej
Saludos y gracias por pasar!