sábado, 3 de marzo de 2012

Rally Galapagar 2012: La primera del año


Hola a todos,

El fin de semana pasado participé en el I Rally de Galapagar, más conocido anteriormente como Rally de los Embalses. Esta es la 4ª vez que participo en el mismo, si bien la edición de 2010 me dejo tan mal sabor de boca, con un caos organizativo tremendo, que preferí saltarme la edición de 2011.

Como las críticas que vi del año 2011 no eran malas y además, ahora tengo GPS, lo que facilita el tema de las pérdidas, decidí apuntarme otra vez. Era un poco un cambio entre los aburridísimos entrenos para El Soplao basados en una sobredosis de carril bici capaz de hartar a cualquiera.

Así que me lo planteaba así, como un entreno de calidad, sin intención de ir especialmente rápido. Mantenerme la mayoría del tiempo sobre el 85% de mi pulso máximo y disfrutar de la bici de montaña.

Cartel oficial de la web http://www.rallygalapagar.es/ 

Es un recorrido muy divertido y bastante rápido. La primera mitad es físicamente más exigente, con un par de subidas cortas pero intensas. El terreno, más bien caminos, aunque con mucha piedra y muy peligrosos dada la sequedad del clima en este invierno.

La segunda mitad, más rompepiernas, con falsos llanos para arriba y para bajo y prácticamente todo por unos magníficos y divertidísimos senderos en los alrededores del pantano de Valmayor.

En total, 60km y cerca de 1000 metros de desnivel acumulado. Tenía pensado tardar sobre 4 horas de ciclado, no tenía intención de ir especialmente rápido.

La salida era a las 10 de la mañana, en el polideportivo de Galapagar en la presierra de Madrid. Como no quiero colas, me levanto prontito y a las 8:30 ya tenía mi dorsal así que podía estar relajándome en el coche. A las 9:20 monto mi bici y me doy cuenta de que no llevo la multiherramienta encima. Lo que más me preocupaba era la cadena, que estaba llegando ya al fin de su vida útil, por lo que tendría que confiar en mi siempre fiel compañera de fatigas. A las 9:45 me voy a la salida donde hay ya un buen número de ciclistas esperando salir.

Por aquí echo un vistazo a la gente que va a participar: vaya nivel, raro es el que no tiene la camiseta de algún club ciclista, con piernas bien trabajadas de hacer muchos kilómetros. Yo no me preocupo, sobre todo al principio, con las subidas, quiero ir a mi aire y seré yo mismo quien se marque el ritmo. El día es bueno, mucho calor para final de febrero pero aún así me dejo mi chaqueta ligera, aunque voy con pantalón de verano y perneras de ¾


Después del corte de la cinta, se da la salida, con un poquito de retraso. Los primeros kilómetros son neutralizados y transcurren por las calles de Galapagar. Más despacio que otras veces, no nos pasa como en otras ocasiones que vamos rodando por las calles casi a 40 por hora. La marcha va neutralizada hasta las afueras de galapagar, hasta atravesar la M 505 y tirar ya directamente por la cañada real de Peguerinos hacia el sur.

Los primeros kilómetros son rompepiernas. Camino en buen estado con subidas y bajadas. En esta zona procuro llevar un ritmo mantenido, no excesivamente alto, con mi intención de no gastar demasiadas fuerzas. Esto significa, que pese haber salido en mitad del grupo, me pasa bastante gente. No me importa, lo que quier es ir a gusto y ya está.

Después de este primer tramo, sobre el Km 8, comienza la primera bajada larga, de nuevo por camino ancho, aunque debido a la sequía, se convierte en bastante peligroso por los bancos de arena y la polvareda en plan horda de los mongoles que levantamos los ciclistas que participamos en la marcha. Por aquí voy más despacio de lo que podría, ya que me toca siempre gente delante que no lleva trazadas demasiado limpias, por no llamarlas peligrosas. Adelantar es complicado por como está el terreno así que no queda más que ir tranquilo y sobre todo con cuidado hasta que la bajada termina en los alrededores de la urbanización las Cuestas.


Antes de llegar a la urbanización las Cuestas, hay subida algo más larga. Como todos los primeros kilómetros, camino ancho, pista en buenas condiciones pero muy seca y ritmo tranquilo. Tras llegar a la urbanización, el rally continúa por un tramo de asfalto de un par de kilómetros, en franca bajada, ideal para estirar un poco las piernas, repostar agua y disfrutar de las vistas.

Al poco acaba lo bueno y comienza el primer “premio de la montaña” del Rally de galapagar. Una subida que en el perfil engaña, sobre el papel no parece especialmente dura, pero en el fondo tiene el típico perfil de escalera: rampón, llano, rampón, llano, rampón. Y además, el terreno no acompaña especialmente, mucha piedra suelta, más aún por la sequedad del ambiente. En esta zona, en las subidas, no queda más que apretar los dientes y pasarme de vueltas de vez en cuando, si bien aprovecho cada descansillo para recuperar.

Como todavía estamos al comienzo de la prueba, hay bastante gente y en las rampas más empinadas, se producen algunos apelotonamientos de ciclistas que no son capaces de subir montados. En general, creo que todo era subible, pero si tienes que ir regateando gente la cosa se complica, así que no queda más remedio que hacer algo de “empujabike” en un par de puntos.

El día avanza y el calor aprieta ya, aunque en principio no tengo intención de quitarme la chaqueta, ya que el viento sigue siendo frío. Que le voy a hacer, prefiero pasar calor que otra cosa cuando estoy dando pedales.

Finalmente, tras 3km y 200 metros de desnivel llegamos al final de esta primera subida, que acaba con una zona de falsos llanos, antes de bajar dirección al río Aulencia. El camino de bajada es similar al de subida, por lo que hay que tener mucho cuidado. En los primeros tramos, de nuevo tengo la mala suerte de tener delante a alguien que no controla mucho la bajada y que de vez en cuando hace un par de trazadas más bien peligrosas. Aunque algunos participantes hacen pasadas por lugares un tanto “complicados” prefiero esperarme hasta que llega un buen sitio. Así que es a la mitad de esta bajada donde puedo por fin ir a mi aire e ir más rápido y seguro.

Desde luego hay que tener cuidado, la zona está bastante peligrosa, con muchos bancos de arena y en algunas zonas hay una roderas que más bien parecen trincheras. Lo dicho, muy poca lluvia en Madrid desde diciembre no es que ayude.

La bajada termina y nos dirigimos al paso del Aulencia. Se podía pasar por medio, pero la verdad que prefiero esperí “la cola” que se había formado para hacerlo sobre unas piedras antes que mojarme los pies tras poco más de 20 km.

Tras este cruce, de nuevo subida, prima hermana de la anterior: escalones, terreno suelto ritmo lo más tranquilo posible. Aquí la cosa está más estabilizada y ya me deja de pasar gente de forma masiva. Me pasan algunos, yo paso a otros, así va la cosa. Poco a poco llegamos al final de la subida y nos acercamos al primer avituallamiento del día, situado en el KM 30 aproximadamente.

El menú, fruta (básicamente plátanos y mandarinas) isotónica y agua, todo ello en cantidades bastante aceptables. Lo mejor,  lo bien que nos atiende la gente del avituallamiento. Tras tomar un poco de fruta y un par de vasitos de isotónica, tiro de mis reservas de comida energética: una barrita pequeña y un gel. Además de llenar el estómago, quería un poquito de azúcar para alimentar mis músculos.

Lo bueno del Rally de Galapagar es que una vez que has llegado a la mitad, lo que queda es mucho más llevadero y sobre todo muchísimo más divertido. El terreno no tiene subidas mantenidas, sino una sucesión de falsos llanos para arriba y para abajo, que acaban siendo unos divertidísimos senderos en la vuelta que damos al pantano de Valmayor por su zona oeste. Además, como las subidas se han encargado de estirar la marcha, cada uno puede ir más o menos a su aire.


Así que me pongo en faena. Al principio el terreno sigue picando para arriba, metido entre unos senderos entre pinos bastante divertidos pero con mucha arena seca que hace que se enganchen. Tras esto comienzan unos 7-8 Km por caminos variados y vías pecuarias donde comienzo a llevar una buena velocidad de crucero sobre los 25 Km/h, con ritmo mantenido en el que me encuentro bastante a gusto.

Después viene una zona de caminos anchos, entre las vallas de piedra de diferentes fincas, avanzando con rapidez en dirección al Pantano de Valmayor. Antes de eso, debemos pasar por la urbanización Pino alto, de la que casi no te enteras según vas dando pedales. Tras la urbanización, cogemos un pequeño tramo de carretera y llegamos a la zona sur del pantano de Valmayor.

Aquí comienza la parte más divertida del recorrido. Primero por camino anchos y poco después por una serie de senderos sencillos y divertidos, que parecen nunca acabar, vamos rodeando la orilla oeste del pantano de sur a norte. La zona, aunque por senderos, permite rodar rápido. Es sencillamente un placer pedalear por allí. Mantengo mi ritmo, que me permite seguir rodando bastante rápido y poco a poco ir alcanzando unidades que tenía por delante.

Por ese tramo empiezo a sentir algo de hambre y me pregunto si queda mucho para el avituallamiento, ya que por alguna razón, me había hecho la idea de que estaba situado por las cercanías de Navalquejigo. Sin embargo esta situado algo antes, exactamente en el kilómetro 47. ´

Me pienso lo de parar, ya que no hacía mucho del anterior, pero esa sensación de hambre me acaba por convencer, así que cojo un par de trozos de plátano y un par de vasos de isotónica. Además tomo otra de mis barritas y el otro gel que llevaba. La gente en el avituallamiento, de nuevo genial, todos chicos jóvenes que se vuelcan con nosotros.

Salimos del avituallamiento y continuamos por esos senderos que parecen no acabar nunca. Al poco llegamos al cruce del río Aulencia. Si el pantano está lleno, este punto desde luego que es conflictivo, porque el río baja embravecido y hay que cruzar por unos peligrosos troncos o mojarse hasta la cintura. Pero por suerte (o desgraciadamente), fruto de la sequía, el pantano está bastante bajo y cruzamos por unas piedras algo más abajo sin mucho problema.

Por la zona sigo pasando ciclistas y poco a poco, continuando con los interminables senderos, llegamos a la pasarela que cruza una de las colas del pantano para llegar a una zona aún si cabe, más divertida entre senderos, en este caso bajo la sombra de los árboles, que se agradece ya que aprieta el calor.

Cruzando un par de arroyos en los alrededores de Navalquejigo, giramos ya hacia el este, tomamos senderos aún más divertidos aún (solo este último kilómetro hace que merezca la pena el madrugón) hasta salir del bosque tomando la cañada real segoviana apuntando a Galapagar.

En este tramo, con ya más de 50km en las piernas el cansancio se hace notar. Además, esta zona vuelve a picar para arriba. Si bien no he forzado mucho, la pierna izquierda me amaga con dar un calambre, cosa que no acabo de entender porque me sentía bastante bien de fuerzas. Durante unos metros bajo un par de piñones e intento rodar más redondo para evitar más problemas. Por aquí, la gente va ya muy fundida.


Como queda poco para el final, en este último tramo acabo por subir algo el ritmo y voy sin mirar mucho el pulsómetro digamos. Y la verdad, me encuentro bien, avanzo rápido y casi sin enterarme llegamos a las primeras casas en galapagar. Por suerte, los últimos metros pican para abajo entre las calles, y al final, acabo por pegarme un buen sprint, aprovechando que llego con fuerza.

Paro mi crono en 3:30. Contento, la verdad, ya que pensaba que iba a estar cerca de las 4 horas de ciclado. Las sensaciones buenas, pese al calentón final, la verdad es que me sentía bastante bien y me podría haber hecho un buen número más de kilómetros. Eso si, tengo polvo hasta en las pestañas.

Me dirijo a la zona de animación, dejo el chip, cojo un par de bocatas de panceta, que saben a gloria por cierto, una cocacola y me dedico a rellenar un poco mi hambriento estómago.

La sensación es rara, ya que no hay nadie que conozca cerca, así que me quedo yo, con mis bocatas de panceta y mi fiel Giant XTC, que se ha portado de nuevo como una campeona y que no me ha hecho pensar en esa herramienta que he dejado olvidada en mi casa. Tampoco me ha dado problemas la cubierta de atrás y eso que empieza a parecer ya un semislick.

Después de llamar a mi novia para decirla que he llegado de una pieza, tiro ya para el coche. La misma rutina de tantas marchas: desmontar la bici, ponerse hasta arriba de todo el polvo que ha cogido en la marcha, estirar un poco, beber una pizca y tirar para casa donde por fin descansar. Este último punto se mejora, cuando te están esperando en casa con ricas viandas que te sientan mejor que bien.

Al final, por puestos acabe quedando algo más atrás de lo que acostumbro: el 460 de 630 que terminan y de unos 700 que debieron salir. El caso es que la gente que andaba por Galapagar estaba fuerte, tanto por delante como por el medio y puedo leer por diferentes sitios que la gente, bajando tiempos con el año pasado, había perdido puestos. La verdad que no me importa mucho, me quedo con las sensaciones, las primeras un poco reales tras tanto entrenamiento de base y con el magnífico día de Mountainbike que nos ha brindado el club ciclista Galapagar. La verdad que ha sido un placer participar, un placer que espero repetir el próximo año.

4 comentarios:

  1. muy chula bruna!! me alegro que pasaras un buen dia

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    1. La verdad que estuvo bien! Que suerte tenéis los de Villalaba con Valmayor a la vuelta de la esquina jejej No me extraña que haya algunos que cada vez que vean un embalse, se piensen que es Valmayor jajaja

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  2. Buenas Bruna.
    La verdad es que no me he enterado de la marcha, pero no me hubiera importado hacerla para probar cómo me encuentro.
    Lo peor lo que comentas del final: No encuentro a nadie conocido, jejeje.

    Enhorabuena por el tiempo!!!!!

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    1. Hola Juanma!
      Yo creo que está bien para cambiar un poco, siempre viene bien ver que tal se va en una marcha
      La verdad es que eso me ha pasado en las dos últimas marchas, la sierra norte del año pasado y en esta. Por lo visto Luis Peguero andaba por allí, pero se marcó un tiempo de 3:00 el chavalín...

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