lunes, 2 de enero de 2012

Para cerrar el 2011: Sorpresa en la San Silvestre Vallecana


Un año más, he vuelto a cerrar el año corriendo esta popular prueba por las calles de Madrid. De nuevo con dorsal y esta vez, con un resultado más que sorprendente dentro de mis limitaciones cuando se trata de usar mis piernas directamente como medio de locomoción.

Este otoño- invierno he corrido poco, muy poco. Desde octubre, hasta la semana pasada, tenía contabilizadas algo así como 6 salidas. Y además, con recorridos muy cortos (de 4 a 6 km). Vamos, ideal. La verdad que el nuevo juguetito de 2 ruedas, 20 marchas y 14 cm de suspensión ha tenido buena parte de culpa en ello.

Por lo tanto, preparación escasa. La semana previa, salí a correr un par de veces con resultados desastrosos, la primera acabé casi vomitando la cena de nochebuena y la segunda llevé un ritmo digno de un caracol reumático. Total, que tenía una motivación bastante escasa para ponerme las zapatillas de correr el día 31.


Lo único que pensaba es que gracias a la bici tenía un buen fondo, por lo que si no forzaba mucho el ritmo, aguantaría sin problemas, con la sana intención de intentar hacer menos de 1 hora, para de este modo, en 2012, poder salir separado de la “masa” y correr algo más a gusto.


Este año de nuevo me iba a tocar correr solo. Mi hermano pequeño, enzarzado en una maraña de lesiones que no le dejan en paz, correría con una amiga, pero saliendo con la gente de menos de 48 minutos, es decir, en la primera oleada. Y mi otro hermano, el mayor, correría este año sin dorsal y junto a su chica, saliendo de la parte de atrás con intenciones de acabar la carrera tranquilamente.

El día lo lleve con mucha relajación. Al ser sábado pude dormir bien. De comida un buen plato de pasta y a tirar para Santiago Bernabeu, donde se da la salida de la San Silvestre Vallecana desde hace años. Fui en coche y encontré mi primer problema: Estaba en el lado contrario a los cajones de salida y no había forma de pasar.

Tras dar unas cuantas vueltas, conseguí colarme junto con un par de corredores más que se habían quedado “al otro lado de la colina”. Busco mi acceso y me encuentro una auténtica manada humana bloqueada. Imagino que deberían estar intentando controlar las pulseras para los cajones de salida. Y tiene pinta que debía ser pocos, por lo que se creo la acumulación. Finalmente y haciendo uso de la “democracia de las masas” de toda la gente que andaba empujando, esos pobres vigilantes debieron ser arrollados. O se pone más gente o complicado controlar la entrada de los corredores en sus cajones en una prueba tan masiva…

Curiosamente, acabo por entrar en el de menos de 50 minutos (uno por delante del mío), no tengo muy claro por donde me metí ni nada similar. La verdad es que la entrada fue un tanto caótica y me sentí como una célula dentro del enorme cuerpo creado por el conjunto de corredores sansilvestrenses.

Música, saltitos varios y un calentamiento ligero amenizan la espera. El ambiente como siempre excelente. Aquí me doy cuenta que a la cinta del pulsómetro como es tradición, se le va la pinza. Y eso que es nueva, que coñazo de verdad, siempre me pasa lo mismo. Creo que la camiseta de compresión que llevaba no le debió sentar demasiado bien, lo delicados que son estos aparatos.

A las 17:30 sale la primera oleada. La verdad es que es un espectáculo ver a más de 10.000 corredores lanzados cuesta arriba por Concha Espina. Se te ponen los pelos de punta y la falta de motivación de las horas previas, desaparece completamente. Tras esta salida, mi segunda oleada se adelanta y quedo a los pies de la nueva alcaldesa no electa de Madrid.

17:45: ¡¡¡por fin salimos!!! Los primeros metros pican para arriba pero pronto llega un giro a la derecha y empieza la larga y tendida bajada que caracteriza los primeros kilómetros de la San Silvestre.

Dado mi penoso estado de forma, procuro llevar un ritmo controlado. Además, el pulsómetro está de adorno, solo me marca la velocidad con corrección, por lo que intento sobre todo estar a gusto.

Lo bueno de haber salido en este cajón y además, relativamente delante, es que puedo llevar una velocidad muy constante todo el tiempo, sin problemas de tener que ir adelantando a gente por los laterales o similares. Así que poco a poco me voy encontrando bien y consigo un ritmo bastante mantenido sin notarme muy forzado

La sorpresa es que ese ritmo mantenido es bastante alto para lo que soy yo. Mi fiel Suunto me indica que está entre 5:00 y 5:10 minutos el mil, que no está nada mal. Me pregunto que tal llevaré el pulso…después de unos primeros metros en los que se quedó pillado en 150 pulsaciones, ahora marca unas 185…claramente un dato falso, no iba al máximo ni por casualidad, así que en este principio me guío por mis sensaciones, que sorprendentemente son muy buenas.


Me mantengo así durante toda la calle Serrano, en franca bajada excepto un par de cortos repechos. Después de un par de kilómetros, veo que el pulsómetro parece reaccionar y me marca pulsaciones entre 165 y 168. Pues no está nada mal para el ritmo que llevo, me permite ir rápido sin estar desfondado.

Así van pasando estos primeros kilómetros. Al poco, llegamos a la puerta de Alcalá y la bajada hasta la Castellana. Es un lujo poder correr por las calles del centro de Madrid, tener toda la ciudad para ti y despedir el año de esta forma. La ciudad está preciosa y los 38.000 + corredores que andamos por ahí le dan “el toque”.

En Castellana, nos acercamos rápidamente al Km 5. Aquí el terreno es más llano, pero sorprendentemente sigo manteniendo el ritmo, tanto en velocidad como en pulso. Paso por este kilómetro con un tiempo de 26:00, que no está mal. Físicamente me encuentro bien, aunque con las piernas un poco cansadas y sobre todo la condenada planta del pie izquierdo que sigue molestando con esa fascitis plantar que no se acaba de quitar.

En poco llegamos a la zona de Atocha, que pica un pelín para arriba antes de coger la Avenida Ciudad de Barcelona y bajar hasta el puente de Vallecas. El año pasado en esta zona iba literalmente fundido…este sin embargo me encuentro genial y sigo con mi ritmo machacón que no cesa. Si lo bajo un poco es porque en esta zona hay algo más de acumulación de corredores y la calle se estrecha un poco. Pero sigo encontrándome bien.

Casi sin enterarme llego al puente de Vallecas, allí donde empieza la parte dura, la subida a la avenida de la Albufera. Este año iba a afrontarla de una manera un poco diferente. En vez de mantener la longitud de la zancada y bajar la cadencia, iba a hacer el equivalente al molinillo de la MTB: zancadas cortas pero rápidas. Y la verdad, subo mucho mejor así. El puso se anima hasta las 172-175 pulsaciones pero el ritmo no baja excesivamente (lo mantengo entre 5:25 y 5:40 el mil) y sobre todo, noto que las piernas se me cargan mucho menos.



Así que aquí, que en otros años me he encontrado fatal, empiezo a pasar gente, animado por el público de Vallecas, que nunca falla y que empuja de una forma que para saberlo, hay que sentirlo estando allí.


Casi sin darme cuenta he “coronado” y giro a la derecha junto con el resto de corredores al ritmo de heavy metal por una de las bandas que están al lo largo del recorrido animando a los sufridores participantes de la prueba popular. Reprimo mis impulsos de ponerme a dar saltos al ritmo de la música y voy recuperando un poco aprovechando que el terreno es más favorable.

Esta calle es algo más estrecha, por lo que en general hay algo más de aglomeración. En poco llegamos a la indicación del KM 9 y aquí, viendo que he recuperado bien y que me encuentro con fuerzas, empiezo a poner un ritmo bastante alto. Tanto, que ese último kilómetro lo hago a todo lo que doy. El reloj me marca unos 4:30 / 4:40 el mil, que para mi es casi un milagro. El pulso ni lo miro, voy a tope y ya está, solo hay que aguantar así un poco más.

De esta forma y dándolo todo, me acerco al final. Como siempre, la meta de trampa donde pone salida y un último giro a la izquierda, donde tras pasar por un túnel lleno de luces se llega al punto de toma de tiempos. Paro mi crono y me marca unos (para mi) impresionantes 53:08, el mejor tiempo que he hecho nunca.

La verdad es que no salgo de mi asombro. Sin nada de entrenamiento específico, soy capaz de correr muy rápido y pese al esfuerzo de la subida a Vallecas y el Sprint final, tampoco es que me encuentre desfondado.


Rápidamente abandono la meta y mientras, llamo a uno de mis hermanos, que ya había terminado la carrera y quedo con él al lado del metro. Me pongo el paravientos de la bici que he llevado enrollado a mi cintura para no perder calor y tras dejar el chip y coger la bolsa de avituallamientos, me encuentro con él y empezamos a comentar la jugada.

Nos queda casi una hora de metro hasta casa. La entrada en la L1 es para verla. Y el olor a humanidad para saborearlo. El resto de usuarios del suburbano debe alucinar con el tema, si es que no caen antes desmayados debido al tufo colectivo. Siguiendo con el día de sorpresas logramos sentarnos en el abarrotado vagón..

Ya en casa, notas el dolor de pies (esa planta del pie izquierdo…), alguna que otra ampolla y las piernas trituradas del esfuerzo. Menos mal que desde hace unos años eso de salir en fin de año no está en mi agenda de actividades y puedo descansar bien.

Total, que al final ha sido un sorprendente cierre para el año. No me esperaba correr así de rápido y sobre todo, con tanta fuerzas. Y menos aún dada la preparación que he llevado. Ahora va a ser que lo de andar en bici viene bien para poder correr. Así que muy contento y con ganas de empezar en 2012 con mucha fuerza.

2 comentarios:

  1. Buena crónica, con datos técnicos interesantes.

    A mi el último km se me hizo demasiado largo.

    Lo de las ampollas tiene solución, untar vaselina entre los dedos y en las plantas de los pies.

    Te dejo la mia si no la has leído:
    http://bit.ly/sBNDpG

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  2. Muchas gracias por el comentario, me alegro de que te haya gustado.
    Generalmente para tiradas de más de 8km me suelo poner vaselina por la cara interior de los dedos gordos, pero este año,como andaba poco motivado, al final ni eso!
    A mi normalmente el final también se me hace duro, pero este año no se que me pasó que llegué con muchas fuerzas. Lo dicho, una sorpresa para acabar el año!
    saludos,

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Hola,
En cuanto podamos leemos tu mensaje y lo publicamos en el blog
Saludos,