martes, 9 de octubre de 2012

Crónica Maratón Sierra Norte 2012


Me duelen las piernas, tengo un cansancio interior como si las baterías de mi cuerpo estuvieran agotadas. Pero estoy satisfecho. Han pasado ya 48 horas de la Sierra Norte, cuando me animo a escribir la correspondiente crónica, y no puedo más que hacerlo con una sonrisa en mis labios.

Para mi esta marcha es una de las fijas del calendario. Organizada por el Club Madroño, herederos del Club Karacol, siempre es una garantía de diversión y buena organización, además de excelente broche para acabar la temporada. Este año cambiaba un poco el recorrido. Se despedían de El Berrueco para comenzar la marcha en Venturada, concretamente la urbanización Cotos de Monterrey. En cualquier caso, mucha de las zonas clásicas de las últimas ediciones de la misma se mantendrían.

foto tomada de www.clubmadrono.es

Este año, tras el Soplao pasado por agua, he estado bastante vago, cosa que se agravó en Julio mes marcado por viajes y celebraciones varias en que no toqué la bici. En Agosto y Septiembre me costó coger el ritmo de salidas y creo que no volví a alcanzar la forma que tenía en Mayo-Junio, si bien en aquel entonces estaba muy muy fuerte. Aún así, en ambos meses me salieron cerca de 600 km y al menos una vez a la semana intentaba hacer una salida larga, de 60-70 kilómetros. Así que me encontraba bastante bien de forma, aunque lógicamente podría ir mejor. El pasado domingo probé mi ruta clásica que casi hace ¾ del recorrido de la marcha de colmenar y las sensaciones fueron buenas, así que me animó un poco en la falta de motivación ciclista que me aquejaba en las últimas semanas.

Los días anteriores los pasé con miedo por un catarro latente que finalmente se quedo solo en proyecto, soltando piernas un par de días cerca de mi casa y mirando la previsión del tiempo. Así que no tenía excusa, el cuerpo estaba bien preparado, sin molestias de ningún tipo y podría salir a darlo todo.

El sábado estuve por mi pueblo en Guadalajara, dando la típica vuelta a ritmo suave, por terreno llano. Eso sí, montado en la mítica Cannondale del año 96 de mi hermano. Toda una experiencia. De vuelta a casa, aproveché para recoger el dorsal y así poder dormir un poco más ese día. Durante la tarde-noche el ritual habitual de limpiar y engrasar la bici, preparar todos los achiperres para el día siguiente etc. Pasta de cena, ampolla de magnesio de postre y a la cama prontito, que tenía que despertarme a las 7:15.


Desayuno fuerte, café, cereales con yogurt, un zumo, un plátano y otra ampolla de magnesio. Llego a Cotos de Monterrey a las 8:15 y me hacen aparcar en la zona de abajo. Monto todo con mucha tranquilidad y veo que hace una temperatura sorprendentemente alta. Así que la chaqueta gorda ni pensarla y hasta dejo las perneras de ¾. Solo llevo un chaleco-paravientos muy ligero y manguitos.



A las 8:30 tiro para meta y veo que sorprendentemente no hay casi nadie. Vaya, si al final va  a ser verdad que no es competitiva jajaja. Total, que paso de ponerme en primera línea para no estorbar, así que me quedo un poco más atrás. Poco a poco se animan más bikers y al final toda la zona del arco de meta se llena de ciclistas. Me da la impresión de que éramos bastantes más de los 300 que se habían apuntado en el plazo normal, seguro que el buen tiempo animó a muchos.

Con un poco de retraso, la marcha empieza sobre las 8:50. El principio es cuesta abajo, primero por las calles de la urbanización y al poco tiempo por pista de grava. Esta agarra poco y con un buen montón de mamelucos dando pedales como locos, levantando una nube de polvo como Atila y los hunos, menos aún. Como he salido bastante delante, me va pasando mucha gente, por cualquier sitio. Yo les dejo ir  gustosamente, en estas situaciones es bastante fácil pegarse un buen leñazo  y acabar la marcha por la vía rápida.


Por suerte después de un par de kilómetros la cosa se tranquiliza, el terreno se hace algo más llano / picando para arriba. Nos dirigimos por caminos anchos, dirección a La Cabrera. Pese a que se tiende a subir, llevo un ritmo muy alto, supongo que provocado por encontrarme en la parte de delante del grupo. Me va pasando gente, aunque no de forma masiva y me encuentro bien, pero con el corazón en zona roja.
La verdad es que no me fijo mucho en cómo es esta primera zona, me dedico a dar pedales. Poco a poco nos acercamos a la Cabrera, con algunas subidas ya más considerables, sin llegar a ser rompedoras. Esta zona del recorrido ya la conozco de años anteriores. Por aquí me siguen pasando algunos ciclistas, aunque cada vez son menos.  Y por aquí empiezan senderos más divertidos. Y también una buena sorpresa, un subida senderil de esas de apretar el culo al sillín. Aquí las piernas me duelen un poco, pero pasan bien el apuro.

Sobre la marcha, decido que no voy a parar el en primer avituallamiento. Supongo que por haber desayunado más tarde de lo normal,  no tengo mucha hambre. El botellín está a tres cuartos y de momento no hace calor. Así que me tomo una barrita que llevaba en el maillot sin parar, en plan machaca y tiro para delante.

Justo después de este avituallamiento en el KM 18,5, empieza una de mis zonas favoritas de la marcha, unos senderos entre pedruscos, encajonados, con escalones, donde disfruto una barbaridad con mi montura, que se traga todo lo que pilla con gusto. Bajo a fuego e incluso en una curva tengo un pequeño susto por tumbar mucho. La Trance X es noble pero no hay que pasarse!!!.

 Lo que me sorprende es la gente por delante y detrás de mí. A unos no los cojo y a los otro no me los quito de encima. Normalmente en terreno así suelo acabar por comerme al de delante y soltar a la gente. ¡Se ve que el nivel montainbikero ha mejorado y la gente no solo sale por pistas!

Por aquí empiezo a rodar mucho más solo. El terreno se abre, con caminos anchos con tendencia a subir. La gente que tenía delante se me escapa y los que tenía detrás acaban por pasarme. En esta zona intento ir recuperando un poco, ya que en breve comienza la subida al medio Celemín, más medio que nunca y que siempre se me atraganta.

Al final me acoplo a rueda de un chico con una Santacruz, de los pocos que no lleva maillot de ningún club ciclista. Con el voy rodando mientras que pasamos por encima de la A1 y nos dirigimos a las primeras rampas del Medio Celemín y su típico perfil en escalera. Sigo rodando junto a este chico, a ritmo algo más suave que al principio, sobre todo porque las rampas se enganchan que da gusto. Nos pasa un grupo de ciclistas, entre ellos un Mammoth que se me queda mirando…¿será Ramón?...tampoco me da tiempo a mucho más ya que lleva muy buen ritmo. Llegamos al primer descansillo y aquí se me ocurre beber algo de agua. Y en estas se me escapa toda la gente que tenía por delante y me quedo ya muy solo.

Después de lograr terminar esta operación sin piñarme, que ya tenía su gracia, empezamos por una segunda zona de rampas, nuevo descansillo, este más llano y empezamos el tercer escalón, sin bien justo antes de que empiece lo malo de verdad, nos desvían a la derecha. Lo dicho, el Medio Celemín se quedo en mitad de Medio Celemín. 


Foto tomada de www.clubmadrono.es

Por mi encantado, ya que esa última rampa siempre se me hacía dura y además, la bajada por la cañada real, pista seca, pedregosa y con roderas era muy incómoda y más peligrosa. A cambio, tenemos un precioso sendero entre jaras, donde disfruto un montón y aprovecho para coger a algunos ciclistas que rodaban delante. Esta zona conecta con los caminos/senderos que había tras el 3º avituallamiento de años anteriores. En general es una zona que se hacía bastante dura, ya que aunque tiende a bajar, había que dar pedales para avanzar a buen ritmo. Pero con 30 km menos en las piernas la verdad que se hace mucho mejor y disfruto mucho.

Por esta zona sí que acabamos algunos ciclistas más juntos. Alguno me pasa, yo paso a otros…el ritmo es bueno, hasta que noto como si mi cala izquierda fuera suelta…joer, se le habrá soltado un tornillo…Como estamos cerca del segundo avituallamiento decido no parar. Menos mal que tengo una cala con tornillos de reserva en la bolsa del sillín, así que si hay algún problema, la puedo sustituir.

Llego al 2ª avituallamiento y sorprendentemente veo que la cala está perfectamente asegurada. Supongo que se habría metido alguna piedrecita. El menú es similar al de otros años: plátanos, melón, higos, frutos secos…todo en buena cantidad y mejor atención. Mención especial a los chavales que nos marcan el dorsal, son adorables, creo que me está aflorando el espíritu paternal jajaja. Además hay bebida isotónica que se agradece mucho dado que empieza a apretar mucho el sol. Bebo bien, como plátanos y además un barrita de las mías. Aprovecho para quitarme totalmente los manguitos y el chaleco y vuelvo a ponerme en marcha.

Llevo como la mitad de la marcha y me encuentro bien. Las piernas van de lujo, aunque un tanto cargadas por el calentón de los primeros 15 km. Además, las ampollas de magnesio son mano de santo para mis sempiternos calambres. De acuerdo que generan unos efectos secundarios en forma de gases corporales efecto invernadero que seguramente han creado un nuevo agujero en la capa de ozono que cubre la periferia norte de Madrid, pero es que tirar a tope en una marcha sin calambres, ¡no tiene precio! Ahora toca una subida dura al lado de la gasolinera de la A1 pero que luego hasta el Berrueco el terreno es favorable o al menos eso es lo que recuerdo, así que me animo bastante.

Claro, que hay sorpresas: justo antes de esta subida, hay una nueva, entre jaras por un sendero estrechito, de esas cortas pero intensas. Se me calientan un poco las piernas pero la supero sin problema. Y justo después viene la mencionada subida paralela a la A1. En la zona más suave me pasa un ciclista, me pego a su rueda y así pasamos unas zetas bastante duras hasta llegar de nuevo al puente que pasa sobre la A1 y tomar los caminos que nos llevan a El Berrueco.

Aquí me pasa otro ciclista y en trío avanzamos dirección a la anterior salida de la Sierra Norte. Por alguna razón, esta zona se me hace más dura de lo que recordaba y aunque no pierdo rueda, me desgasto más de lo que esperaba en esta zona. Hace calor de cuidado, el día se ha despejado y parece más de final de Junio que de principios de Octubre.


Me gustan estas marchas donde se "aprovecha" el recorrido de  la horquilla

Justo al llegar a El Berrueco, bueno, más bien antes de entrar, tenemos una nueva sorpresa: otro sendero técnico en subida, empinado empinado. De esos que podrían ser trochas de jabalíes. Y aquí me deshago de uno de los del trío y paso a un par de ciclistas más que tienen problemas en las zonas más técnicas. Este tipo de subidas se me dan bien y aunque lento, no tengo que poner el pie en ningún sitio. Eso si, por muy bien que se me den digamos que mis piernas “lo sienten”

Después, viene una bajada técnica donde tengo que tirar por la calle de en medio para evitar a un par de ciclistas que deciden que es demasiado técnica para ellos y atravesamos el Berrueco como un trueno, para tirar hacia un camino que nos lleva a uno de los brazos del embalse del Atazar y que era de los primeros sitios que se pasaban en las dos ediciones anteriores.

La verdad es que toda esta zona tiene un carácter diferente cuando se rueda con poca gente. Primero puedo ver que se va por el embalse, cosa que nunca antes había visto. Me fijo en el puente sobre el brazo, bastante curioso. Y finalmente, me asusto con la pedazo de rampa que me espera nada más pasar ese puente. Madre mía, que diferente es hacer esta parte metido en un grupo, con las piernas frescas que ahora, con más de 50 km a las espaldas.

La primera rampa la supero sin mucho problema, pero tras un pequeño descanso, viene otra bastante peor. Además, de esas de las que se ven a lo lejos, viendo el collado y algunos ciclistas por allí, muy a lo lejos y muy arriba…pasamos una zona con unos caballos pastando, que se me presenta como una imagen bizarra de lo que podría ser una Asturias semidesértica por el cambio climático en unos años. Y luego un rampón por pista, donde paso a algunos ciclistas que han decidido que ya basta y van empujando la bici. Finalmente alcanzo ese collado, donde hay un par de ciclistas sentados junto a la gente de la organización.

Por esta zona me doy cuenta que he cometido un pequeño error táctico. Había memorizado los avituallamientos cada 18,5 km: es decir 18,5 / 37 / 56…pero claro me doy cuenta que estoy ya en el KM 55 y que por esa zona montar un avituallamiento complicado, ya que está literalmente en medio del monte. Así que debí sufrir de una dislexia galopante y debía ser como el KM 65…Tonto de mí, no rellené mi bidón al salir de El Berrueco, donde un par de Madroños se ofrecieron. Total, que me doy cuenta que voy a ir justito de agua, sobre todo ahora que el calor aprieta con ganas.

Una vez arriba del collado, en vez de atravesarlo, se gira a la derecha, por una bajada que en otros años, en grupo se hace peligrosa, pero que en este caso se disfruta más, aunque con precaución, ya que el terreno está muy suelto. Después vienen una serie de senderos encadenados bajo una línea de alta tensión, que acaban en una zona de losas, otro de los clásicos de la sierra norte. Esta zona es dura, los repechos muy empinados, pero esos esfuerzos cortos e intensos en general se me dan bien. Paso un par de ciclistas más, saludo a uno de los madroños que andaba haciendo fotos y después de la zona de losas se entra en un terreno bastante más abierto.

Por aquí las pistas se encuentran en mejor estado y recordaba la zona como bastante rápida de anteriores ediciones.  En general avanzo bien, aunque estoy un poco preocupado con el tema del agua, cosa que me come un poco la cabeza. El recorrido por aquí es casi calcado al de 2010/2011, si bien se evita una bajada empinada por un cortafuego y una subida corta por una pista asfaltada del canal. A cambio un precioso sendero revirado en bajada que se disfruta un montón.

Voy muy solo, el terreno esta sequísimo, el calor es ya agobiante y la zona un tanto inhóspita. Pero sigo respondiendo bien y se agradece que aquí los repechos  sean menos feroces que en otras zonas de la marcha. De piernas sigo bien, algo cansadas pero con fuerzas. No tengo ningún dolor de consideración en el cuerpo, más allá de los habituales y mis únicas dudas, ver que podía pasar con el tema del agua y las posibles sorpresas del recorrido, ya que por esta zona empezábamos a tirar de nuevo para Venturada, es decir, terreno nuevo.

La parte nueva comienza al lado de la A1, donde en años anteriores la atravesábamos por un túnel para tirar hacia Cabanillas del campo, mientras que ahora seguíamos en paralelo, subiendo por un duro repecho.  Luego un poco de llaneo y por fin la llegada al deseado tercer avituallamiento. Menos mal, ¡porque justo acababa de terminar mi última gota de agua!

Después del pertinente marcaje por los cachorros del club madroño, me pongo a beber como un loco isotónica, que era lo que más me pedía el cuerpo con tanto calor. Como plátanos sobre todo, relleno el bidón, acabó con la última barrita que me quedaba y tomo un gel para hacer con fuerza los últimos kilómetros. La gente anda ya tocada y hay varios grupillos de ciclistas que se han puesto a la sombra a descansar, sentados en el suelo. Pregunto cuánto queda y me dicen que sobre 15 km, con un par de repechos antes de llegar a la subida final. No me cuadra mucho la distancia y viendo que llevo ya ciclados 4:04 veo complicado conseguir mi objetivo de bajar las cinco horas en total.


Justo al salir del avituallamiento veo un cartel que pone Km 70 ¿¿?¿?¿ Tampoco me cuadra, ya que mi velocímetro me marca 68km, pero bueno, por lo que veo, la cosa debe estar en menos de 10km, lo que coincidiría con el Track, que eran 75km, que en real “de rueda” suelen ser un par de ellos más, es decir, unos 76km. Además, después de bajar un poco, veo a lo lejos la urbanización Cotos de Monterrey, en una empinada loma,  justo detrás de un profundo valle. Así se presentaba la subida final y vista así, daba un poco de miedo.

Todo este tramo se hace muy deprisa. Pese a los repechos que me habían avisado, la pista es buena y de perfil tipo tobogán, así que con la inercia se sube bien. En un momento dado, veo que los que llevo delante siguen de frente mientras que el track y una flecha me marcan a la izquierda. Me hacen dudar, pero teniendo el track oficial prefiero seguirlo. Al final tiene pinta que ambos caminos se juntaban, justo antes de abandonar la pista “buena” bajando a la izquierda.

Esta zona tiene un par de senderos empinados de bajada de esos feos, con terreno seco y suelto, con la rodada muy marcada donde solo se puede llevar la rueda por ese punto o pegarte una leche. Un repecho técnico de subida, bastante duro, otra bajadilla similar a la anterior y tras pasar por debajo de la A1 y un oscuro túnel, empezamos la subida final, el último esfuerzo de la sierra norte.

Llevaba unos chicos detrás que andaban un poco descentrados con las indicaciones de kilómetros y les comento que esto ya es el final y que como mucho quedan un par de kilómetros. Así que pueden vaciarse con tranquilidad. Y nada, la verdad es que la subida es dura, cosa que se multiplica por el número de kilómetros que llevamos en las piernas. Tiene pinta de que la comida, líquido y gel me han sentado bien y estoy con bastantes fuerzas, así que cojo un buen ritmo mantenido.

La primera parte es un poco más técnica e incluye un pequeño descansillo, por una zona muy bonita entre árboles. Luego nos juntamos con la pista de gravilla que habíamos bajado al principio de la marcha, donde por suerte la pendiente se suaviza algo. Por la zona paso a un par de ciclistas bastante tocados y me despego de los que venían detrás. Finalmente salgo al asfalto y hago un último esfuerzo para pasar por debajo del arco de meta.

Paro el crono en 4:44 ciclados, así que con los 10-12 minutos que calculo haber perdido en los avituallamientos, en principio debía estar por debajo de las 5 horas ¡justo mi objetivo! Paso a la zona de meta, en un lateral del polideportivo. La comida, pasta con chistorra y tomate, empanada de carne y atún (riquísima) y bebida toda la que quieras. Me cojo mis macarrones y empanada y me encuentro con Ramón del Mammoth…menos mal, al menos no estaré solo en meta como me pasó el año pasado. Efectivamente, él era el chico que se me había quedado mirando en el Medio Celemín. El tipo se marcó un tiempazo de 4:20 aproximado, ¡menuda máquina!

No tenía demasiada hambre. Puede que fuera por el esfuerzo de la subida final o porque el último avituallamiento estaba muy cerca de meta, pero lo cierto es que me cuesta acabar con el plato de pasta, cosa rara en mí. Después de charlar un rato al sol (no había una sombra y pegaba que daba gusto) nos despedimos y tiro para la zona de los coches, donde guardo mi bici, me cambio y estiro un rato…un rato corto porque la zona está plagada de bichos insoportables. Después de eso para casa y en media horita en Sanse.

Así que muy contento con el resultado. Puesto 157 de cerca de 300 que llegaron (debieron salir cerca de 400) con tiempo total oficial de 4:56. Total, 50 minutos menos que el año pasado, que no está nada mal. Si bien creo que el circuito era más rápido que otros años (un par de kilómetros menos, menos arena, el principio más progresivo…) se nota mucho que este año  me he puesto en forma y que pese a tener un poco de bajón en verano, los deberes que hice para el Soplao me han servido hasta hoy.

Muy contento por mi rendimiento dentro de mis capacidades globeriles, lo he dado todo. Creo que ha sido la prueba en la que más me he exprimido en toda mi vida. Tener una media de pulso del 84% durante casi 5 horas es muestra de ello. Había un par de marchas que fueron duras también, pero en una acabé reventado y la otra no dejó de ser una hora menos.  Y también era 5-7 años más joven, que se nota. Me gustó mucho el poder tirar a tope y ser capaz de regular para no explotar. Buena culpa de ello fue la respuesta de mis piernas, sin problemas de calambres. Desde luego las ampollas de magnesio hacen milagros, ni plátanos ni leches.

También me quedo con la sensación de estar frente a un cambio de ciclo. Lo que empezó ya tras el Soplao, ha venido madurando en mi cabeza: dudo mucho que vuelva a hacer marchas, en plan salir a darlo todo, aunque en mi caso ese “todo” sea poco. No descarto participar, por ejemplo, esta sierra Norte es una gozada, tanto por recorrido como por bien organizada. Pero vamos, que no serán el centro de mi actividad ciclista como lo han sido durante los últimos 8 años.

Ya van 4 participaciones y es mi marcha preferida en Madrid, a falta de catar la de Colmenar. Recorrido, distancia, dureza y diversión en un perfecto equilibrio. Muy bien organizada, yo no podría poner críticas más que positivas. Alguno se quejó del marcaje, pero en mi caso, que llevaba el GPS, solo lo miré un momento al final en el punto ese que el grupo de ciclistas tiró por donde no era (el marcaje era correcto). El resto, puede que por conocer la zona de otros años, me pareció perfecto. Los avituallamientos bien, sobre todo el disponer de isotónica ayudó un montón. La comida de después de la prueba, perfecta. Y el cariño y dedicación que le ponen, no tiene precio. Solo me sale decir: MUCHAS GRACIAS POR ORGANIZAR UNA MARCHA ASÍ EN MADRID. Aunque no salga a dar pedales como un loco, ¡seguro que repito muchos años mientras que mis piernas me lo permitan!

4 comentarios:

  1. Como siempre bruna una gran cronica. que buena pinta tiene esa marcha.he visto q dices q no has hecho la de colmenar, pues como antiguo miembro del club ciclista colmenar te aconsejo q la hagas. es espectacular. y tb bien organizada. si estoy bien de forma el año q viene nos apuntamos vale?un abrazo compi y a ver si nos vemos pronto. ghostman.

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    1. Hola Ghost! me alegro de que te haya gustado. la verdad que si, es una marcha genial y si no estás muy en forma puedes hacer la versión corta de 40km
      Colmenar como marcha no la he hecho, pero desde mi traslado a Sanse, es zona habitual de salidas, especialmente la segunda mitad. Pero es que por pitos o flautas siempre me ha surgido algo entremedias jejeje
      Bueno, ya le dije a Paco que a ver cuando quedábamos por la CDC a parecer que montábamos en bici y tomarnos unas birras jajaja
      Un abrazo!

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  2. Muy buena crónica Bruna, me alegra que disfrutaras de la Maratón Sierra Norte tanto como nosotros disfrutamos organizándola.

    Ver crónicas y opiniones como la tuya es lo que nos anima a seguir trabajando en el maratón.

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    1. La verdad que es un placer participar en la sierra norte año tras año, ver el esmero con que la preparáis y el recorrido tan excelente que tenéis.

      Un año de estos a ver si me animo a colaborar con fotos, que es mi otra gran pasión :-)

      Saludos!

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Hola,
En cuanto podamos leemos tu mensaje y lo publicamos en el blog
Saludos,