domingo, 13 de mayo de 2012

Preparando el Soplao II: veremos si llego entero


Ayer el cuenta de mi bici marcaba 78 km, 2.200 de desnivel acumulado en cerca de 5:48 de ciclado. Mi última gran ruta antes del Soplao estaba terminada y con ella mi preparación. Solo quedan un par de días de la próxima semana en los que hacer algo de descanso activo antes de tirar para tierras cántabras.

Desde principios de Marzo, cuando puse la última entrada en el blog, han pasado muchas cosas y desgraciadamente no todas buenas. La primera el tiempo. Desde final de ese mes hasta principios de mayo el tiempo solo se puede resumir de una forma: terrible. Lluvia un día si y otro también, con nieve a muy baja cota. Vamos, ideal para hacer cualquier ruta de alta montaña en la que estar muchas horas encima de la bicicleta
El mes de Abril y su maravilloso tiempo 

Desde luego que estas condiciones meteorológicas han afectado y mucho a preparar la prueba. Pero no ha sido solo eso. Si en la primera fase de la preparación físicamente me había encontrado muy bien, en esta segunda parte mi cuerpo ha tenido sus problemas. Una gripe a final de marzo, problemas de espalda en Abril y para cerrar una diarrea muy fuerte a principios de mayo. Un pequeño calvario que me ha tocado sufrir en estos dos meses.

Marzo de hecho fue un mes muy bueno. Saliendo bastante entresemana y metiendo esas rutas largas de la presierra de Madrid por el puente de la Marmota o las pistas del Canal entre Sanse, Tres Cantos y Pedrezuela. Además notaba que me encontraba bien y que poco a poco iba funcionando mejor con la bicicleta. El tiempo era excelente con un sol y unas temperaturas que no hemos visto hasta esta semana. Vamos, que todo iba según el plan.

Los problemas empezaron a final de ese mes, con una gripe, que si bien no muy intensa, si que se agarro dos semanas largas y no pude hacer salidas de intensidad. De todas formas tampoco me preocupó mucho en ese momento, ya que para esas fechas tenía previsto bajar algo el ritmo para recuperar un poco.

Peor empezó Abril, con una semana santa de tiempo frío tremendo, lo que unido a mi débil estado por la gripe acabó por dejarme en casa. Y el problema es que esa fue la tónica de todo el mes de abril. Con temperaturas invernales, lloviendo 25 días de 30 no eran las mejores condiciones para hacer rutas de montaña de muchas horas como las que tenía que hacer.

Sin embargo, no daba mi brazo a torcer, así que a falta de sierra, buenos son sus alrededores. La zona entre Sanse / Tres Cantos / Colmenar se convirtió en mi lugar principal para entrenar, ya que es la única zona cerca de casa donde me podía meter algo de desnivel serio y unas buenas kilometradas. Ni que decir tiene que entre unas cosas y otras me moje unos cuantos días, aunque tampoco fue nada grave del todo.
El puente de la Marmota, lugar para la esperanza en el duro mes de Abril 

Lógicamente, con un tiempo así tampoco podía estructurar mucho lo que hacer, así que según se daba el día iba decidiendo. Las salidas de viernes en Carril bici las dejé de lado, ya no me aportaban mucho y si estaba la cosa algo despejada, buscaba rutas más duras para ir entrenando, porque lo mismo el resto del finde no podría casi ni tocar la bici.

A esas alturas notaba que tenía una falta galopante de puertos largos, casi no había hecho ninguna subida larga de consideración. Y peor aún, el primer encuentro fue un tanto desastroso. Una ronda por la Pedriza buscando un domingo que no llovía, que me dejó bastante tocado tanto física como moralmente.

Por este mes, empiezo a tener problemas de espalda. Voy al fisio y más que arreglarme casi acabo con más dolores, lo que tiene que te toquen por zonas que están flojas. Y esos dolores los sigo arrastrando. Y para cerrarlo, justo el día 30 cojo una fuerte diarrea que me deja fuera de combate los días 1 y 2 de mayo, justo cuando el tiempo se despeja un poco y hubiera podido aprovechar para  hacer alguna salida larga

Abril fue por tanto un mes muy negativo, no solo físicamente sino también para el ánimo en general. Para nada estaba cumpliendo con lo que quería hacer. Aunque si seguía haciendo kilometradas y no faltaron un buen número de rutas con 80-90 km y unos 1.500 de desnivel, me preocupaba mucho que prácticamente no me había metido puertos de verdad. Y eso era un peligro dado lo que me espera en Cabezón.
La Nava y la nieve 

Así que no me quedó otra que en el mes de mayo hacer como los malos estudiantes y andar lo que no había andado en el último minuto. Estos dos últimos fines de semana han sido más positivos y en ambos me pude meter rutas duras de verdad por encima de los 2.000 de desnivel. Bueno, en realidad la misma ruta, unas zetas dobles con nava. Y entresemana, un par de salidas cortas pero intensas.

También he estado dando los últimos retoques a mi equipo. A la bici la he montado una bolsa de sillín, pieza que hacía mucho que no llevaba. Pero es que cada gramo que no cargue la espalda cuenta para la barbaridad de horas del soplao. Y también le he puesto los acoples del manillar, otra pieza de las que últimamente no daba mucho uso. Y en cuanto a la ropa, compré un par de camisetas de compresión para ayudar a mi ahora débil espalda (no se como no se me ocurrió antes)
Así irá mi querida XTC a Cantabria 

Aunque me noto corto de preparación y con el cuerpo no en orden del todo, estas dos semanas de mayo al menos me ha servido para tranquilizarme y poco y pensar que si todo marcha bien, si que podré llegar a la meta a tiempo. Tampoco tengo claro mi estado físico de verdad. El primer fin de semana de mayo estaba todavía bajo los restos de la diarrea y tras haber estado toda la semana comiendo arroz blanco y jamón York. Y esta última, justo el día de antes también estuve con mal cuerpo, aparte que el brusco cambio a calor veraniego me hizo tener problemas de hidratación durante la ruta, con algunos tramos en los que me encontré fatal. Pero ambos días, acabé con bastante fuerza y para nada completamente fundido. Así que espero que esa fuerza “profunda” se mantenga.

Acabaré la preparación con unos 2.500 Km y 30.000 metros de desnivel acumulado. Personalmente creo que es suficiente para llegar, muy justito pero espero que suficiente. Salidas duras de verdad solo ha habido dos, estas que he hecho en mayo. Me hubiera gustado que hubieran sido otras dos o tres más, pero no ha habido manera. Eso si, han caído unas cuantas entorno a los 1.500 de desnivel con diferentes grados de dureza.

Otra cosa será el día que haga. Si la cosa se pone dura con agua y frío, esta claro que las posibilidades se dividen. Pero bueno, ante eso poco se puede hacer. Queda una semana para recuperar mi maltrecha espalda y tripas, mimar un poco a la máquina y esperar que todas las previsiones se confundan y haga un día aceptable por Cantabria. Veremos que pasa.

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