Hola a todos,
Después de unas navidades y un principio de año movidito, por fin puedo estrenar las entradas del año. En este caso os voy a contar como me ha ido en la San Silvestre Vallecana. Es ya casi una tradición para mi y con esta van cuatro ediciones en las que he participado (2 sin dorsal y las 2 últimas con dorsal). La carrera ha cambiado mucho en los últimos años y ciertamente, ahora es un macro-acontecimiento con 35.000 corredores por las calles del centro de Madrid, que desde luego, es toda una experiencia.
Continuando con la tendencia de esta temporada, la preparación que he llevado ha sido un poco irregular. Normalmente, cuando acabo la temporada de marchas con la MTB (sobre mitad de octubre) me pongo a correr con más frecuencia. Hay que decir que soy más lento que el caballo del malo y que bajar de 5 minutos el mil de manera prolongada continúa siendo una barrera inalcanzable para mí. Pero bueno, correr me permite mantener la forma en invierno, ya que apetece poco coger la bicicleta. Además, viene bien para cambiar un poco el ejercicio que hace el cuerpo.
Así que llegué a la San Silvestre sin objetivo fijo. Bueno si, estar por debajo de 1 hora e intentar bajar de los 57:20 que hice el año pasado (salí muy atrás y al perdí mucho tiempo). Los entrenamientos de antes, un poco desastrosos, además de arrastrar una extraña lesión en la planta del pie izquierdo que me impedía correr con la frecuencia que me gustaría.
A esta prueba nos presentamos los 3 hermanos. Uno salía en el grupo de <40, otro en el de <50 y finalmente yo, el que menos corre, en el de <60 por mi tiempo del año pasado. Así que por primera vez iba a correr sin compañía.
El paquete de bienvenida, pues la verdad que sencillito, algo de información sobre la carrera, algo de propaganda, la camiseta Nike con el dorsal, el chip y un calientamanos.
En la zona de meta, entro sin problemas en mi cajón, con mucho tiempo. Y la verdad que me doy cuenta que por fin este año iba a correr mucho más a gusto sin los apelotonamientos de la masa que salía en las 3ª oleada y posteriores. Como estaba solo, aprovecho para ir calentando, estirar un poco y observar todo el ambiente que hay en la zona.
A las 17:30 salen los primeros corredores, hasta el de <50. A nosotros nos toca 15 minutos más tarde y salimos puntuales a las 17:45. Al principio, vamos subiendo por Concha Espina antes de girar a la derecha e ir a la calle Serrano. Y en este caso, desde el principio puedo correr a mi ritmo. Mi pulsómetro me abandona en estos primeros momentos (creo que toca cambiar la cinta, que poco aguantan las malditas cintas sintéticas confortables tan de moda ahora…) y voy realmente a tope. Veo mi velocidad y estoy trotando a 4:50 por la calle Serrano, aprovechando la leve bajada que tiene esta calle. Tengo a mi vista el globo que marca el ritmo en 55 minutos (y así sería más o menos en toda la prueba) que en realidad en mi caso deberían ser un par de minutos menos ya que salía en la parte de atrás de la segunda oleada.
Ciertamente voy dándolo todo, como me muestra mi pulsómetro cuando recupera la vida tras unos 5 minutos. El pulso a 175, el 95% de mi capacidad, continúo rodando sobre 4:50 en medio de una marabunta de corredores que invaden la calle Serrano. Pronto llegamos a la Puerta de Alcalá y aquí me empiezo a dar cuenta que debería empezar a bajar un poco el ritmo, ya que estaba forzando mucho y a ese paso iba a reventar antes de incluso de llegar a la avenida de la Albufera y su subida rompedora.
Aprovecho para reducir algo el ritmo en la zona de Cibeles gracias a una ligera bajada, pero aún así me sigo sintiendo un poco cansado, tanto en mi respiración como en mis piernas. Corriendo por el Paseo del Prado, pronto llegamos al punto kilométrico 5, donde veo mi tiempo y me marca 26:35. Bueno, está bien, aunque el problema que tengo es que me sigo bastante cansado y no parece que la cosa mejore demasiado.
Desde este punto, en nada se llega a Atocha, donde comienza a haber mucho más público y enfilamos hacia la avenida ciudad de Barcelona. Aquí el terreno deja de ser tan favorable y visto que no había forma de relajar algo mi pulso (se mantenía sobre esas 170-175 pulsaciones) decido bajar radicalmente de ritmo y me pongo a trotar sobre 5:45. La verdad es que esta parte del recorrido se me hizo muy dura y me encontraba bastante tocado. Mi preocupación era buscar un ritmo más suave que me permitiera llegar a la subida de la Albufera algo más fresco. Y a base de trotar despacio lo voy consiguiendo. El pulso se estabiliza en torno a las 165-168 pulsaciones, aunque mi ritmo había caído una barbaridad.
Así que en ese momento llegaba el tema complicado, la subida de la avenida de la albufera. En realidad poco más de un kilómetro y tampoco con demasiado desnivel, pero que se engancha todo lo que quiere. Como había descansado algo en el kilómetro anterior, empiezo a subir a buen ritmo, noto la pendiente pero llevo buena cadencia, la respiración bien…claro, que esto es al principio de la subida, porque al poco rato veo como voy cada vez más despacio y cada vez más acelerado de pulso…-Joer, ¿cuando se acaba la cuesta?, no veía el sitio en que se giraba a la derecha para enfilar el último kilómetro de la San Silvestre. Con mi mirada, busco el globo de los 55 minutos, al que localizo ya a bastante distancia y que seguía subiendo…
-¿No debería haber girado ya a la derecha? ¡Por Dios lo que me queda! En ese preciso instante me encuentro totalmente clavado. Sin embargo, no queda otra que apretar los dientes y seguir subiendo, aunque sea arrastrándome.
Y entonces es cuando aparece lo que hace a la San Silvestre tan especial, la razón para que por lo menos en mi caso, me anime a correr un año tras otro pese a mi pésima capacidad trotadora: el público de Vallecas, que anima y de que forma. Y que da igual que seas el primero, el 500 o el 24.345. Vamos, que te sientes en esa parte del recorrido como un ciclista subiendo el tourmalet o como cualquier deportista de élite que se este jugando cualquier campeonato, te crees un ídolo por un rato.
Es con esas voces y con esos ánimos donde logro olvidar un poco mi dolor, sacar fuerzas de donde no las hay y llegar por fin a ese giro a la derecha que tanto necesitaba. Al girar hay algo de embotellamiento y tengo que andar un poco, cosa que casi agradezco. Ya ha pasado lo peor, ahora queda el último kilómetro.
Al principio intento recuperar fuerzas, bajar mi pulso y relajar mi respiración. Al rato, aunque me pareciese increíble, soy capaz de volver a rodar algo más rápido y acabar finalmente con cierta fuerza. 56:48, justo por debajo de los 57...Los organizadores me mandan un mensaje después de un par de horas y me dan mis datos oficiales: 56:53 y el puesto 13.295. Bueno, la próxima vez saldré otra vez con los de menos de una hora!
Así que nada, otro año más que despido el año corriendo por las calles de Madrid. Ciertamente, se le critica a la San Silvestre Vallecana por lo masificada que está y porque desde hace unos años se ha convertido más en un negocio que en otra cosa. Siendo esto cierto, la verdad que a mi me da igual. El poder tener la ciudad para ti por una hora, pasar por alguna de sus calles más emblemáticas y sobre todo, ese público de Vallecas, merecen que un año tras otro me anime a participar. ¡Hasta el año que viene Vallecas!
puff, menuda experiencia!
ResponderEliminarpor lo menos mejoraste tu marca del año anterior, que no es poco.
feliz año 2011!
Hola,
ResponderEliminarLa verdad es que el 2010 ha sido un tanto irregular en el deporte, así que al menos no empeorar con el año pasado es casi un triunfo!
Muchas gracias por pasarte!
Pues eso es lo importante, que la prueba te motive y te llame todos los años para trotar por las calles de Madrid.
ResponderEliminarEnhorabuena, yo sería incapaz de recorrer el primer kilómetro.
Gracias por pasarte Pablo!
ResponderEliminarLa verdad es que la carrera mola mucho, pero vamos, que si te pones a hacerla no tienes el menor problema...es cuestión de que se te pongo entre ceja y ceja jajaja